Madrid en sus escenas contemporáneas

Exposición temporal abierta al público en la  planta del museo

Durante los años ochenta y noventa el paisaje de Madrid se convierte en una crónica casi periodística de los diversos aspectos que la conforman como ciudad; a partir de circunstancias sociales, antropológicas, urbanísticas, arquitectónicas y, en definitiva, de naturaleza vital.

En la muestra anterior veíamos que el paisaje se constituía como género con entidad propia, característica que aquí se mantiene y a su vez se refuerza al servicio de plasmar una urbe cada vez más poderosa y cosmopolita.

En estas escenas la ruralidad y la melancolía anteriores se han minimizado para dar paso a pequeños relatos o fotogramas propios de una capital posmoderna.

En un contexto como el de las últimas décadas del siglo XX, en el que la ciudad no deja de crecer demográficamente y prosperar en servicios, se hace imprescindible un sistema de infraestructuras, conectividad y cobertura de necesidades que la acompase en dicho despliegue.

En el Puente de la Reina, Antonio Maya nos sitúa ante un escenario como el actual proyecto Madrid Río que aclimata todo un recorrido para el ocio, la desconexión y el esparcimiento a ambos lados del Manzanares.

Los medios de transporte nos singularizan un Madrid que se desplaza a través de:  la M – 30, de Rosa Pérez-Carasa, la Estación I de Chamartín, de Carlos García-Alix, o Desde el aire, de Guillermo Muñoz Vera.

Otro rasgo típico de las ciudades europeas a finales del siglo XX es la aparición en ellas de barrios periféricos: ya desde comienzos de siglo Madrid extiende su territorio cada vez más, confrontándonos con el núcleo, el límite y lo marginal. Daniel Quintero nos ofrece en técnica mixta una vista de los arrabales junto a la Ventilla.

Madrid va a proliferar también en manifestaciones culturales y artísticas:

El Centro Cultural de la Villa de Sebastián Nicolau es un claro ejemplo, de naturaleza municipal, el actual Teatro Fernando Fernán Gómez ha sido durante décadas un catalizador de exposiciones y de propuestas teatrales, musicales y dancísticas.

No podía faltar otra mirada sobre uno de los movimientos más iconoclastas e insurgentes de nuestra ciudad: la Movida. Nos lo traen dos pintoras:

María Luisa Sanz concibe una puerta que gira entre un interior pop muy cinematográfico y un exterior icónico: el Edificio Carrión.

Sofía Gandarias pinta “Los patos han vuelto” al Alcalde Enrique Tierno Galván, muy amigo suyo, cuando hizo la operación de depuración del río Manzanares y volvieron los patos.  

Y en cuanto a las artes plásticas, dos paradigmas:

            El Casón del Buen Retiro, que durante décadas albergó la parte contemporánea de la colección del Museo del Prado. Enrique Cavestany lo juega junto a otras fuentes de inspiración en un ejercicio metapictórico.

            El Museo Reina Sofía, institución de referencia en España desde 1988 en materia de Arte Contemporáneo. Joaquín Millán nos recuerda las obras de ampliación que concluirían en 2005, para añadir al antiguo edificio de Sabatini el vanguardismo de Jean Nouvel.

            Un homenaje a Madrid desde el cielo:

            El realismo mágico de Gonzalo Goytisolo nos aproxima a los ángeles y el lienzo del ya mencionado Muñoz Vera se inscribe en la tradición de vistas a “vista de pájaro” de Madrid que hizo Alfred Guesdon en el XIX y nos recuerda la exposición “Madrid aéreo, terrestre, marítimo” que este Museo inaugura en el año 2004.

            Para terminar el realismo con esencia pop de Isabel Quintanilla nos aporta una alegre vista de El Retiro y, mucho más anónimas, las visión de Luis Mayo proyectada en el horizonte y la de Huertas Torrejón que se adentra en el casco antiguo.  

            Quince perspectivas dan lugar a este recorrido y se inscriben en la voluntad profunda de visibilizar nuestra ciudad en este Museo.                                                          

                                                                                          Mª Ángeles Salvador Durántez

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