La exposición permanecerá abierta hasta el próximo 18 de mayo

Antología de la obra de López Mezquita en el Museo de la Ciudad

Nota de prensa 19/02/2008
  •  La muestra es la retrospectiva más amplia y completa realizada hasta el momento y abarca todos los periodos del pintor granadino
  •  Reúne más de cien piezas, la mayoría de las cuales se exponen por primera vez, procedentes de museos españoles, europeos y americanos, así como de numerosas colecciones particulares

López Mezquita. Épocas e itinerarios de un pintor cosmopolita (1893 – 1954) es la retrospectiva más amplia y completa realizada hasta el presente, abarcando todos los períodos y la casi totalidad de las obras maestras del pintor granadino José María López Mezquita.

La directora general de Museos y Bibliotecas del Ayuntamiento de Madrid, Belén Martínez, acompañada por el comisario de la muestra Francisco Javier López Rojas, ha presentado esta exposición, que permanecerá abierta al público en el Museo de la Ciudad hasta el próximo 18 de mayo.

Los fondos proceden de museos españoles, europeos y americanos, así como de numerosas colecciones particulares. Son más de cien piezas, la mayoría de las cuales se exponen por primera vez.

Como inicio, el comisario Javier López Rojas destaca la emblemática Cuerda de presos del Reina Sofía, una pieza maestra de la pintura española de principios del siglo XX con la que López Mezquita obtuvo una primera medalla en la Exposición Nacional de 1901, apenas cumplidos los dieciocho años. Una pintura en la que se imbricaba el tema de la conflictividad social con la anécdota de tipo familiar. El crítico José Francés escribió acerca de esta obra que: “Mezquita era un arbitrario, un renovador, y si bien por el asunto parecía seguir la trayectoria sensiblera de Otra Margarita, Triste antesala o La bestia humana, por el procedimiento, por la amplitud del metier, parecía un revolucionario”. Dos bocetos de esta importante obra se dan ahora a conocer. 

Inquietud social y tipismo
Resulta sorprendente la capacidad y dotes del pintor si se tiene en cuenta que en el mismo año, 1901, pintó el extraordinario lienzo de La granadina y Reposo (perteneciente al MNAC de Barcelona) que fue una pintura premiada en el Salón de Paris de 1903. Pinturas estas con las que manifiesta, desde posiciones muy personales, una  obsesión luminista ampliamente compartida en la plástica española de ese momento.

Paralelamente a estas pinturas oscilantes entre la inquietud social  y el tipismo de espíritu regionalista, comienza a desarrollarse el retratista mundano y elegante  con obras  como La Inglesita (1901) donde, ya antes que Sorolla demuestra la impregnación de ideal de distinción próximo a Whistler y Sargent. Se exponen por primera vez en España La juerga que viene del Museo de Lieja, un lienzo que es una de las mejores muestras del realismo expresionista de López Mezquita. Mi amigo Don Segundo, el Retrato de la familia Bermejillo, El velatorio, Día de fiesta, La jaula, Desnudo de frente… son otras piezas destacadas de las realizadas en la primera década del siglo. En 1910 consiguió una nueva primera medalla con el Retrato de la familia Bermejillo. Un retrato del refinamiento y la elegancia mundana de la alta sociedad que iba acompañado en el certamen de El velatorio: una ambiciosa obra de inspiración popular en la que reflejaba una página intensa de la España más primitiva. La imagen mundana y cosmopolita de la sociedad española quedaba confrontada a esta otra de la España profunda, ajena al progreso, que mantenía vivas sus tradiciones más ancestrales. La caracterización de tipos se tornaba aquí en análisis antropológico

Entre 1903 y 1910 pasó largas temporadas en París en cuyos salones presentó con frecuencia sus obras. Como el resto de los pintores hispanos de su generación no insertos en la dinámica vanguardista, pero representantes de una tradición renovada, López Mezquita evoluciona desde el espíritu modernista del fin de siglo hacia una pintura más novecentista. Una pintura que en un momento de crisis, incertidumbre y reflexión sobre la identidad nacional, pretendía dar respuestas ofreciendo unas imágenes contundentes que expresaran de un modo profundo el carácter del país y de sus gentes.  

Visión completa y profunda de España
Tras sus primeros éxitos, que lo situaron en la cumbre de los nuevos talentos de la joven pintura española, se orientó a partir de 1906 hacia otros derroteros temáticos más acordes con las inquietudes del momento. La llamada pintura de tesis casi desaparece de su producción, caminando  hacia un arte de espíritu más casticista, noventayochista si se quiere, que se identifica preferentemente con tres géneros: la temática regional, el paisaje y el retrato, dando una de las visiones más completas y profundas de la España que le tocó vivió. 

La casi totalidad de las pinturas llevadas a la Exposición Nacional de 1915 se reúne en esta muestra del Museo de la Ciudad: un conjunto de memorables retratos que dejan ver la plenitud y evolución de su estilo: La Infanta Isabel y la Marquesa de Nájera,  José Francés, El torero Machaquito, Pérez de Ayala y Carmen Bermejillo. Pinturas que lo confirman como uno de los más destacados especialistas en el género.

Las murallas de Ávila fueron desde 1912 fondo y paisaje de numerosas composiciones impregnadas de cierto bucolismo que agrupan figuras de distintas edades con sus vistosos trajes regionales.  Pero López Mezquita fue también el retratista de rostros femeninos contemporáneos, muy seductores e insinuantes, que componen una de las vertientes más sensuales y eróticas de su pintura.

En 1926 Mezquita vio coronado su prestigio con una exposición en las galerías Reinhardt de Nueva York, una exposición bajo el patrocinio del Rey Alfonso XIII y Hutington, entre otros.  Fue entonces cuando realizó los retratos de Archer Milton Huntington y de su esposa. López Mezquita regresó con el encargo de emprender una serie de retratos de personalidades relevantes del mundo literario y político hispano para la institución americana (Falla, Unamuno, los Álvarez Quintero, Gómez Moreno, Larreta…). 

Ciclo etnográfico
Entre 1929 y 1932 emprendió, por encargo explícito de la Hispanic Society de Nueva York, otro importante ciclo pictórico de carácter más etnográfico que retrataba a tipos regionales de las provincias de Granada, Málaga, Alicante, Valencia, Ávila y Murcia. Veinticinco cuadros de la Hispanic Society visitan también España ahora por primera vez, entre ellos el retrato de Hutington y el del presidente Azaña que realizó en 1937. Personalidad política hacia la cual el pintor sentía una gran admiración.   

En 1934 López Mezquita había firmado junto a otros artistas e intelectuales la “Declaración sobre el proceso contra don Manuel Azaña” y en 1936 el “Manifiesto de la Unión Universal por la Paz”. La Guerra Civil española lo llevo al exilio a tierras americanas, residiendo en Nueva York y La Habana. Regresó en 1953 a España y una última estancia en 1954 en la que falleció en Madrid. Sus obras de esos años han perdido el aliento de la etapa juvenil, pero los paisajes de Nueva York son excelentes ejemplos de una maestría y modernidad latentes que hay que descubrir.

La exposición permanecerá en el Museo de la Ciudad hasta el próximo 18 de mayo. El horario de visitas es: de martes a viernes, de 10 a 14 y de 16 a 19 horas. Sábados y domingos de 10 a 14 horas. Entrada gratuita. /

Subir Bajar