Constitución del grupo de trabajo: diagnósticos y propuestas


Una vez que un territorio ha sido seleccionado para ser objeto de un plan participado de inversión, se constituye un grupo de trabajo, al que se convoca a los responsables de la Junta Municipal y a las asociaciones de vecinos legalmente representadas en la zona -las asociaciones son representadas de forma conjunta por la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM)-.


Diagnóstico

El primer trabajo del grupo es realizar el diagnóstico de situación del territorio, analizando sus necesidades, sus recursos e identificando los posibles ámbitos de intervención y agentes a implicar. Este trabajo se concreta en dos informes previos de diagnóstico: el vecinal, que presenta la FRAVM; y el municipal, que presenta el Ayuntamiento, acompañado de la documentación sobre la situación comparativa y del censo de recursos.

Con estos documentos iniciales, se entra en la segunda fase de negociación, en la que mediante reuniones de debate y análisis, el Ayuntamiento y la FRAVM -y con la colaboración de técnicos de la Junta Municipal y de las Áreas de Gobierno- buscan acordar un diagnóstico único definitivo.


Propuestas

Se trabaja a partir del diagnóstico único definitivo como marco de encaje de las demandas que el movimiento vecinal quiere que sean objeto del plan. Tras las correspondientes reuniones entre las partes -Ayuntamiento y movimiento ciudadano-, el resultado suele ser dos informes previos con posibles medidas a desarrollar a través del plan, uno de la FRAVM y otro del Ayuntamiento, ya que ante un mismo problema, es evidente que las soluciones que se planteen pueden ser distintas, según el punto de vista de cada una de las partes negociadoras.

Con estos dos documentos de propuestas previas, se vuelve a entrar en una nueva etapa, la tercera fase negociadora, en la que existe la posibilidad de poder incorporar otras medidas no contempladas previamente pero que se consideren prioritarias y coherentes con la situación, cuyo objetivo es sintetizar ambas documentos en un acuerdo de propuestas definitivas a ejecutar dentro del plan participado.


El elemento diferenciador de los planes participados: la negociación

Los planes participados no son sólo programas inversores, sino que, además, son espacios para la participación, en los que los ciudadanos pueden dar a conocer sus demandas, formular sus propuestas y corresponsabilizarse de los proyectos y soluciones que se adopten. En definitiva, son una forma especialmente válida para dotar de transparencia a la gestión municipal, implicando a la ciudadanía en la gestión de los asuntos públicos, ya que en los planes participados las medidas están siempre consensuadas con sus destinatarios, con los conocedores de las necesidades del entorno en que desarrollan su vida cotidiana. Este elemento diferenciador es fundamental, por cuanto que, en ocasiones, la visión que se tiene desde las Administraciones no coincide con la que se tiene desde la sociedad.

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