Eduardo Chillida (1924)
Lugar de encuentros III es la primera obra en hormigón armado de Chillida, concebida y creada expresamente para ocupar, suspendida del puente, el espacio central del Museo de la Castellana. En esta obra Chillida experimenta con las leyes de la gravedad, haciendo volar o levitar a una estructura de hormigón blanco, solución que utilizará posteriormente en otras obras similares como Elogio del Agua en Barcelona. La obra está estructurada en varias piezas, en las que quedan visibles las marcas del encofrado del hormigón; la combinación de formas rectas y curvas en expansión confieren al conjunto una sensación de movimiento y crean un espacio interior. Posteriormente se le dio el nombre de La sirena varada. Este segundo título, por el que es más conocida, hace alusión a los cables de acero -de los que se utilizan en la marina- que mantienen la obra suspendida del puente, pero también se ha interpretado como una consecuencia de la situación de estancamiento en la que permaneció la escultura hasta su definitiva instalación en el Museo. En 1973 la escultura fue retirada de su emplazamiento, decisión que se achacó a motivos ideológicos, convirtiéndose así la obra en un símbolo de la lucha por la democracia. La sirena varada estuvo expuesta en la Fundación Maeght de París y en la fundación Miró de Barcelona, hasta su instalación definitiva en el Museo de la Castellana el 2 de septiembre de 1978.
Eduardo Chillida es uno de los artistas españoles contemporáneos que goza de mayor prestigio internacional. La riquísima personalidad del autor y su sólida y ya clásica obra han sido objeto de las críticas más entusiastas y unánimes. Eduardo Chillida, junto con Jorge Oteiza, comparte el primer puesto entre los escultores vascos modernos y su influencia en las nuevas generaciones de artistas ha sido considerable.
Nació en San Sebastián en 1924. En 1943 inició sus estudios en la Escuela de Arquitectura de Madrid, que abandonó en 1947 para dedicarse a su vocación artística. En 1948 se trasladó a París. Las primeras obras de Chillida se inspiran en el arcaísmo griego y la escultura de Henry Moore, influencias ambas que convergen en el sentido de monumentalidad que va a caracterizar a toda su obra. En 1951 se instaló en Hernani, en el País Vasco, donde realizó su primera escultura abstracta en Hierro, Ilarik, estela funeraria con la que se integra en la tradición ancestral del pueblo vasco.
El trabajo en hierro, en el que alcanza un dominio absoluto, supone un cambio trascendental en la trayectoria de Chillida, que va a conceder desde entonces una enorme importancia a la capacidad expresiva que entraña cada material. La composición de sus obras parte siempre de las posibilidades estructurales que poseen los distintos tipos de materiales y éstos le hacen reflexionar sobre el espacio interior del que surgen las formas, el escultor libera la energía que contiene toda materia y la proyecta en el espacio. En los años cincuenta trabaja en hierro varias series con títulos tan poéticos y reveladores del espíritu que alienta al artista como Rumor de Límites, Yunque de sueños o Peine del Viento. Entre 1960 y 1966 realiza en madera la serie Abesti Gogora en la que continúa su incansable reflexión sobre el espacio y la materia. A partir de 1965, y después de un viaje a Grecia en el que quedó impresionado por los efectos de transparencia en el modelado de algunas obras de la Antigüedad Clásica, empezó a investigar sobre el papel de la luz en la escultura, abriéndose una nueva etapa en la que trabaja en alabastro la serie Elogio de la luz.
A partir de la década de los setenta, sus investigaciones sobre la materia y el espacio, le conducen a la realización de impresionantes obras en hormigón y acero. Chillida es un artista preocupado por ahondar en el conocimiento más profundo de la realidad que le rodea, es un observador y experimentador del espacio; sus esculturas plantean una reflexión sobre el lugar en el que se integran, sobre la dimensión y límites del espacio que ocupan. Sus obras están concebidas para ser expuesta preferentemente al aire libre, y de hecho ha realizado numerosas esculturas monumentales para espacios abiertos como El peine de los vientos (1972-1977), en San Sebastián; Elogio del horizonte (1999), situada sobre los acantilados de Santa Catalina en Gijón; o Gure Aitaren Etxea (1990), en Guernica, perfectamente integradas todas ellas en el paisaje que las rodea.
El alcance internacional y la transcendencia de la obra de Chillida han sido reconocidos en numerosas ocasiones por la obtención de los mas prestigiosos galardones, tanto en España como en el extranjero. Muy destacada es también su labor como grabador, dibujante y pintor que en gran parte se puede considerar como una extensión de su obra escultórica.