Redescubriendo Debod

Las primeras noticias del templo de Debod datan del siglo XVIII. Hasta ese momento, el conocimiento que los europeos tenían de Egipto era una mezcla de realidad y fantasías basado en relatos biblicos, fuentes grecolatinas y noticias de peregrinos a Tierra Santa. La llegada de nuevos viajeros de mentalidad más científica y, sobre todo, la Gran Expedición de Napoleón, cambiarán esa visión y darán paso al nacimiento de la Egiptología.

En 1737, el capitán de navío danés Frederik Norden fue enviado a Egipto con la misión de navegar por el Nilo para obtener informaciones útiles para futuras operaciones de la marina danesa. El 27 de diciembre de ese año, tras dejar atrás la catarata pasaba frente al templo de Debod. Desde la cubierta del barco tomó unos rápidos apuntes del monumento que constituyen los primeros testimonios gráficos de Debod.

75 años después del viaje de Norden, el erudito y explorador suizo Johann Ludwig Burckhardt, se detuvo en Debod el 30 de marzo de 1813. El resultado de su visita fue una de las primeras descripciones del monumento, del que, además, dibujó una planta del conjunto.

Tras sus pasos siguieron personajes como Giovanni Battista Belzoni o Jean Jacques Rifaud, ambos agentes, respectivamente, del cónsul ingles en Egipto, Henry Salt y del cónsul francés, Bernardino Drovetti. Rifaud estuvo en Debod en 1816, donde copió algunos de los relieves del vestíbulo y dejó un graffiti en la capilla del naos. También el viajero francés de origen aleman, François C. Gau, comenzó su periplo nubio visitando Debod el 24 de enero de 1819 del que realizó varias vistas y dibujos, entre ellos el naos de Ptolomeo VIII, también dibujado por otra expedición posterior, la de Bankes de 1822. Este naos sería extraído del templo con destino a alguna colección europea hacia 1826.

En 1826 llegaban a Egipto Jean François Champollion,descifrador de la escritura jeroglífica, e Ippolito Rosellini al frente de una expedición patrocinada por Francia y el Gran Ducado de la Toscana. ChampollionRosellini visitaron el 1 de febrero de 1829 el templo de Debod, donde pasaron varias horas tomando notas y copiando textos y relieves. Por primera vez desde el abandono del templo sus inscripciones jeroglíficas eran nuevamente leídas. ChampollionRosellini atribuyeron correctamente al rey nubio Atarramón (hoy Adijalamani) la construcción de la capilla de los relieves e identificaron a Amón de Debod como el dios al que el templo fue dedicado.

Dibujo de David Roberts del templo de Debod

Templo de Debod. David Roberts, 1839 

Otra gran expedición a Egipto y Nubia, patrocinada por el rey de Prusia y dirigida por Karl Richard Lepsius, se detuvo en el templo de Debod en 1843 y 1844. Los trabajos de Lepsius en el templo fueron precisos y detallados, copiando los textos y relieves y corrigiendo anteriores errores.

A lo largo del siglo XIX Egipto y Nubia se convertirían en el destino turístico favorito de las clases altas europeas y americanas y Debod era uno de tantos templos que debían ser visitados. Los recuerdos en forma de dibujos, acuarelas, fotografías o postales nos muestran el progresivo deterioro que sufrió el monumento, especialmente durante la segunda mitad de ese siglo. Entre 1850 y 1875 la fachada principal del templo, parte de la fachada norte y del mammisi se habían desplomado. Algunos años después, el tercer portal, el más cercano al templo, también se vendría abajo.

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