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Este libro ilustrado para grandes y pequeños, comienza con una curiosa dedicatoria del autor “a todos aquellos que andan perdidos”, una dedicatoria que ya nos da pistas de que quizá, a lo largo de sus páginas, el lector/a pueda encontrar fuerza, calma o consuelo si está pasando por un momento vital complicado. 

 El escritor y artista James Norbury, inspirándose en la filosofía budista, ilustra con exquisita delicadeza las aventuras de dos amigos, Gran Panda y Pequeño Dragón, a lo largo de un recorrido a través de las estaciones del año. Su viaje comienza en primavera, juntos aprenderán a disfrutar del presente y a superar los diferentes obstáculos que van encontrando. Cuando uno se pierde y parece flaquear, ahí está el otro para hacerle recuperar la inspiración. Es un viaje donde lo que importa en realidad no es el destino sino el camino recorrido de la mano de la compañía adecuada. Un canto a la verdadera amistad, a esa que sólo suma y con la que siempre puedes contar, a pesar de las dificultades. 

 El autor dice haber sentido la inspiración entre las páginas de un libro budista encontrado por casualidad en una librería, en un momento de sufrimiento personal. Es un libro que recoge y transmite perfectamente esa espiritualidad y con la que trata de ayudar al lector a encontrar el camino perdido. 

 Esta bonita lectura se ha convertido en un verdadero éxito en las redes sociales, en diferentes países, culturas y edades ya que es apta para todos los públicos. Con frases cortas y concisas y a través de sencillos diálogos entre los dos entrañables personajes, cada página lanza un mensaje motivador que incitará a los pequeños lectores a aceptarse a sí mismos, a disfrutar del momento presente y a encontrar el placer en las pequeñas cosas. La importancia de la atención plena en el “aquí y ahora”, aceptando la situación tal cual es, sin tratar de cambiarla; también conseguirá atraer a un lector adulto que, tras una lectura más crítica y profunda, tendrá la oportunidad de reflexionar sobre la fugacidad de la existencia. 

 Acompañan al texto unas ilustraciones dulces, compuestas por pocos trazos de apariencia rápida, a modo casi de bocetos espontáneos. Mayoritariamente coloreadas en blanco y negro y acompañadas por algunas notas de colores cálidos, adornan la lectura de cierto romanticismo. 

 ¿Por qué lo recomendamos? Porque es un cuento ilustrado que te hará pensar, sonreír, releer y subrayar fragmentos que desearás grabar a fuego en tu interior. Un libro que podría clasificarse como una autoayuda muy delicada, de esos de cabecera que se tienen en la mesilla y se consultan cuando el día amanece un poco más gris de lo habitual. Un libro perfecto para regalar a ese o esa que para alguien sea su gran panda o su pequeño dragón. Un libro ideal para combatir estos tiempos de incertidumbre que vivimos, con un cometido tan simple como complejo, difundir un poco de esperanza y felicidad.