17. Jardín de lluvia
Los jardines de lluvia son espacios generalmente hundidos que, debido a sus condiciones de humedad y tipo de suelo, poseen una alta capacidad para retener el agua. En la perspectiva de sequías y cambio climático que estamos experimentando en España, cada vez es más difícil encontrar espacios de este tipo de manera natural. Por tanto, es importante contribuir a la creación de estos lugares destinados a acumular agua.
¿Por qué son importantes los jardines de lluvia?
La presencia de agua superficial en un parque o zona verde, por insignificante que parezca, tiene un impacto incalculable en el fomento de la biodiversidad. Por un lado, ayuda a generar un microclima más fresco no sólo en el propio jardín de lluvia, sino también, en sus alrededores. Esto favorecerá a la vegetación con un requerimiento hídrico mayor, que podrá beneficiarse del agua del jardín de forma directa o, también, de forma indirecta, gracias a la mayor humedad ambiental.
Por otro lado, los jardines de lluvia atraerán a numerosos grupos de insectos, lo que a su vez atraerá a anfibios que se alimentan de ellos. Las zonas embarradas poco profundas son lugares perfectos para las puestas de insectos muy beneficiosos, como las libélulas. Estas permanecerán dentro del agua alimentándose de mosquitos y otros insectos hasta que se conviertan en adultas, momento en el cual abandonarán el agua, aunque seguirán cumpliendo su función como controladoras de plagas. En cambio, los anfibios que podremos encontrar en un jardín de lluvia si pasarán todo su ciclo de vida en la lámina de agua. Este es el caso de la rana verde o común (Pelophylax perezi) una de las ranas más fáciles de ver en zonas verdes o de la ranita de San Antón (Hyla molleri), más pequeña que la rana verde y de preferencias más arborícolas.
Ranita de San Antón