Hamleto y La tarea del traductor

En el siglo XVIII Ramón de la Cruz (Madrid, 1731-1794) se convertirá en el dramaturgo que mejor refleje en escena el ambiente madrileño de su época con la creación de un gran número de piezas teatrales, preferentemente tonadillas, de carácter breve y desenfadado. Pero también realizará traducciones de obras dramáticas extranjeras. Como Hamleto, Rey de Dinamarca, destacable por ser la primera traducción al castellano de Hamlet, de W. Shakespeare. Don Ramón traduce esta obra basándose en la traducción francesa de Jean Francois Ducis (Versalles, 1733-1816). Este, a su vez, había basado su trabajo en las traducciones al francés de Pierre Antoine de la Place, que eran asimismo bastantes infieles al original. Puesto que de la Cruz sigue fielmente el patrón marcado por la versión francesa de Ducis, su traducción será una versión muy libre, que poco tiene que ver con la obra original inglesa.

En esta vitrina se reflexiona sobre la recepción de las obras (literarias, plásticas…) y papel del traductor y el espectador. Terroba superpone el texto del ensayo de Walter Benjamin, La tarea del traductor en el idioma original, alemán, a su traducción al castellano. Dependiendo de las extensión de los párrafos por las características de cada idioma, a veces se leen pequeños fragmentos entre un texto general colapsado. Una primera lectura muestra visualmente los problemas de la traducción: la interpretación, la traducción literal, la automática, el significado, contenido y estructura de cada idioma... Y en una segunda podemos pensar sobre la traducción e interpretación de la obra de arte en sí misma.

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