Los Bomberos y la Gimnástica
El ejercicio físico siempre ha estado muy unido a la vida de los bomberos. Además de proporcionarles la forma física, coordinación y resistencia necesarias para enfrentarse a su trabajo, su práctica requiere la disciplina y el compromiso que forman parte de los valores del Cuerpo desde sus comienzos.
A mediados del siglo XIX, José María Aparici de Biedma sentó las bases de la profesionalización del Cuerpo de Bomberos e impulsó la práctica gimnástica en los Parques.
En 1895, el arquitecto jefe, Isidoro Delgado y Vargas y el primer profesor de gimnasia del Cuerpo, Anselmo Sánchez, convirtieron la gimnasia "amorosiana" (modalidad en la que se emplean aparatos como trapecio, barra fija, paralelas, anillas, trampolín, etc.) en una rutina imprescindible tanto en la formación como en la instrucción de maniobras. En 1901 se construyó el primer gimnasio en la calle Almirante, propiedad del propio Anselmo Sánchez y cedido a los bomberos para esa finalidad.
Ese mismo año comenzaría a funcionar el primer gimnasio del Cuerpo de Bomberos en la calle Santa Engracia, donde más adelante, en 1904, se construiría el Parque 1º. Fue allí donde en 1916 tuvieron lugar los Concursos de la Sociedad Gimnástica, en los que los bomberos demostraban ser auténticos atletas.
Tras el parón de la Guerra Civil, comenzaron a organizarse campeonatos deportivos internos cada año, en los que participaban ocho hombres por cada parque y turno. Los ejercicios a realizar eran los siguientes: pirámides y ejercicios de escalera horizontal, subida de puñales, uñeros, paralelas, anillas, subidas de cuerda y todas las modalidades de salto. También realizaban todo tipo de maniobras de rescate, empleando técnicas y métodos gimnásticos.
Actualmente es una exigencia de la profesión, además de ser uno de los requisitos para superar las oposiciones a bombero, mantener un adecuado estado físico y para ello, los Parques están dotados de las instalaciones necesarias para llevar a cabo el entrenamiento durante la guardia. En estos espacios, conviven las máquinas más modernas de esfuerzo y musculación con aparatos tradicionales con los que practicar las disciplinas tradicionales tales como el tablón de presión, los puñales y muy especialmente la trepa de cuerda lisa, partiendo de posición de sentado y sin empleo de los pies, que se ha convertido en todo un icono de la profesión.
Entre las pruebas que deben superar los aspirantes a bombero se encuentran pruebas de agilidad, potencia, resistencia y coordinación, como por ejemplo carrera continua de 1.500 metros, natación, carrera de velocidad de 100 metros y circuitos que reproducen las exigencias físicas en intervenciones reales.
Por otra parte, en 1988 se creó el Club Deportivo del Cuerpo de Bomberos del Ayuntamiento de Madrid para canalizar las múltiples inquietudes deportivas de los profesionales del Cuerpo y desde el que se organiza la participación de los miembros del Servicio en diversos torneos y competiciones como maratones, los Juegos de Policías y Bomberos internacionales y nuevas disciplinas como la "carrera vertical" que consiste en subida de escaleras en edificios de gran altura con el equipamiento profesional.