Influencia del entorno en la salud durante las vacaciones estivales (1ª parte)

Todas las personas vivimos en un estado de equilibrio con el entorno habitual (microorganismos, altitud, condiciones climáticas de la región, etc.). No obstante, este equilibrio inestable puede verse alterado por factores tan sencillos como la llegada del buen tiempo y más horas de luz que permiten aumentar las actividades al aire libre y las salidas al campo o a la playa.

Los viajes y las actividades en el exterior permiten estrechar lazos con un entorno ambiental, relegado en invierno a un segundo plano, y del que solo se perciben las bajas temperaturas, la humedad o los patógenos y contaminantes habituales.

Una correcta planificación sanitaria previa de las vacaciones y seguir los consejos preventivos adecuados en las relaciones estivales con el medio ambiente pueden conseguir que cada verano sea único e irrepetible en lugar de un desastre solo digno del olvido marcado por los problemas de salud

En primer lugar, hay que tener en cuenta la responsabilidad del viajero, quien puede obtener suficiente información y consejos de los profesionales sanitarios y de la industria de los viajes, para ayudarle a prevenir problemas sanitarios mientras se encuentra fuera de casa. Sin embargo, también debe aceptar que es el responsable de su salud y bienestar durante el viaje y a su regreso.

Si se va a realizar un viaje a lugares donde no siempre es segura la disponibilidad local de atención sanitaria, se sugiere la visita previa al médico de cabecera, que informará sobre consejos generales, y en caso de padecer alguna enfermedad que requiera de algún medicamento específico, aparte de pasar la revisión oportuna, es recomendable que el médico extienda un informe sobre la misma, y le recete la medicación necesaria en cantidad suficiente para cubrir el período de tiempo que dure la estancia.

Es recomendable realizar una revisión dental antes de salir de vacaciones, especialmente importante en el caso de personas con problemas dentales crónicos o recurrentes o bien, cuando el destino de vacaciones sea un lugar donde no sea muy fácil encontrar un dentista.

Si se elige el extranjero como destino de un viaje, es importante contactar, con suficiente antelación, con un centro especializado donde se le informe de la vacunación especifica necesaria y los tramites y consejos sanitarios concretos para la zona de destino. En este sentido, Madrid Salud cuenta en la actualidad con un magnífico centro de vacunación internacional donde profesionales especializados pueden ayudarle.

No obstante, y en cualquier destino de viaje, es conveniente tener actualizado el calendario oficial de vacunaciones, muy especialmente en los niños. Así mismo, los adultos deben tener su profilaxis antitetánica al día, ya que el tétanos es una enfermedad muy grave, de presencia universal que puede llegar a producir la muerte y cuya prevención es fácil y accesible.

Es interesante contar con un pequeño botiquín de viaje con material sanitario suficiente para todas las necesidades previsibles durante el tiempo que dure el mismo, ya que no siempre esta asegurada la disponibilidad local de determinados medicamentos.

Se incluirán medicamentos básicos para tratar las dolencias comunes, artículos para primeros auxilios y cualquier producto sanitario especial que pueda necesitar el viajero.

Algunos tipos de medicamentos con receta deben llevarse junto con un certificado firmado por un médico, declarando que el viajero necesita esos fármacos para su tratamiento personal.

Todos los medicamentos deben transportarse en el equipaje de mano para evitar su pérdida durante el viaje. Una buena medida de precaución, en caso de pérdida o robo, es llevar el material por duplicado en el equipaje facturado.

Hay que tener en cuenta que aunque la mayor parte de las patologías producidas durante las vacaciones son de origen infeccioso, hay otros agentes que pueden perturbar la salud fuera de casa. Son factores ambientales sobre los que se pueden incidir con una prevención adecuada.

Por su frecuencia o importancia los mas convenientes a considerar son:

  1. Agua y alimentos
  2. Clima (temperatura, humedad, etc.)
  3. Radiaciones solares
  4. Entorno (altitud, medio acuático, etc.)
  5. Agresiones por animales

Agua y alimentos

La seguridad de las bebidas y los alimentos depende principalmente de los estándares de higiene aplicados localmente en su preparación y manipulación. En zonas con bajos niveles de higiene y saneamientos, e infraestructuras deficientes para el control de la seguridad alimentaria, existe un alto riesgo de contraer enfermedades infecciosas. En estas zonas, se deben adoptar precauciones con relación a todas las bebidas y alimentos, incluidos los servidos en hoteles y restaurantes de buena calidad, para minimizar el riesgo de contraer una infección de origen alimentario o por el agua. Aunque los riesgos son mayores en los países pobres, en cualquier sitio puede haber lugares con mala higiene.

Las modificaciones en las condiciones de la alimentación, los horarios, el hábitat, etc. producidos durante las vacaciones pueden desencadenar alteraciones digestivas.

La diarrea es la enfermedad más frecuente en todo tipo de viajes y puede afectar hasta al 80% de los viajeros en los destinos de alto riesgo, siendo el consumo de agua y alimentos en malas condiciones la principal causa de la misma. La mejor profilaxis radica, por tanto, en un buen cuidado con los mismos y una extremada higiene en su manipulación.

La mayoría de los episodios de diarrea son autolimitados, con recuperación en pocos días. Puede ir acompañada de náuseas, vómitos y fiebre, siendo lo más importante evitar la deshidratación, muy especialmente en los niños. El uso preventivo de antibióticos no está recomendado. Algunas personas con problemas de salud pueden necesitarlos; en estos casos deberán tomarlos en las dosis y pautas de administración prescritas por el médico. Se debe buscar ayuda médica si la diarrea dura más de 3 días o hay movimientos intestinales acuosos muy frecuentes, sangre en las heces, vómitos repetidos o fiebre.

El estreñimiento se puede producir por transgresiones dietéticas y modificaciones en los hábitos alimenticios así como por la inmovilidad prolongada en los asientos de un avión o un vehículo.

Los dolores de estómago suele estar producido, en personas susceptibles, por abusar de picantes, condimentos, bebidas alcohólicas y frutas ácidas. Basta a veces con restablecer el equilibrio alimentario con una dieta apropiada para resolver el problema.

Agua y bebidas

Siempre hay que tener presente que el agua es un importante transmisor de enfermedades infecciosas. En vacaciones, es recomendable extremar las precauciones. Aunque en España esta garantizada la potabilidad del agua en la mayor parte del territorio, en caso de duda o en viajes internacionales es fundamental beber sólo agua embotellada que deberá ser abierta en nuestra presencia. También, es preciso no admitir nunca cubitos de hielo en las bebidas ya que pueden estar preparados con aguas contaminadas.

En lugares con climatología muy calurosa (como por ejemplo las playas) es aconsejable ingerir abundantes líquidos. Ofrecen mayor garantía y seguridad por su elaboración, los refrescos y bebidas embotelladas y las bebidas calientes, té o café, porque se elaboran con agua hervida.

Es importante no compartir vasos y botellas, de esta manera se garantiza el uso exclusivo de los mismos, evitando así la transmisión de enfermedades por vía oral.

Alimentos

La mejor forma de protegerse es seleccionar y preparar con cuidado los alimentos y bebidas. Desgraciadamente un buen aspecto no garantiza que un alimento sea seguro ya que a pesar de tener una apariencia apetitosa puede estar contaminado.

En caso de consumir alimentos propios fuera de casa, hay que tener presente la correcta conservación de los mismos y si en algún momento han podido perder o no la cadena del frío, si esta fuera necesaria. Ante un alimento dudoso lo mejor es desecharlo.

Algunos consejos a tener en cuenta son:

  • Planificar los menús para las excursiones; elegir un menú sencillo, preferiblemente compuesto por alimentos que no requieran refrigeración, nunca en grandes cantidades y escogiendo los envases en el tamaño más pequeño necesario.
  • Transporte y conservación de los productos que requieran refrigeración en una buena nevera isoterma, de tal manera que los productos se mantengan en su interior a una temperatura entre 0-5 ºC.
  • Asegurarse que todo el mundo se lava las manos antes de manipular la comida o comer. Si el agua disponible a tal efecto es escasa, se pueden utilizar toallas húmedas en envases desechables o detergentes hidroalcoholicos.
  • En aquellos lugares donde no exista una estricta garantía, utilizar agua embotellada para beber, en la elaboración de la comida y para la limpieza de los utensilios utilizados durante la misma. El agua de los torrentes y ríos puede no ser segura. Asegurarse de tener suficiente cubertería y vajilla limpia o utilizar utensilios desechables. No hay que usar la misma fuente y utensilios para los productos crudos y los cocinados.
  • Es muy importante recordar que con calor, la comida nunca debe ser mantenida a temperatura ambiente más de 1 hora.
  • Si fuese necesario utilizar repelentes de insectos, hay que tener una especial precaución para que estos productos no entren en contacto con los alimentos, ya que pueden producir una intoxicación por ingestión accidental.

En lugares exóticos, o en establecimientos con pocas garantías sanitarias, hay que tener siempre presente:

  • No ingerir verduras crudas. Especial atención a las ensaladas y hortalizas que se vayan a consumir en fresco. Se recomienda consumir sólo fruta pelada, o bien, lavada con agua apta para el consumo humano y unas gotas de lejía.
  • Las carnes y pescados deben consumirse suficientemente cocinados. No ingerir moluscos crudos (almejas, chirlas, berberechos, coquinas, etc.).
  • Evitar los alimentos cocinados que se hayan mantenido a temperatura ambiente durante varias horas. Comer sólo alimentos que han sido cocinados totalmente y todavía estén calientes.
  • Hay que prestar especial atención a la repostería y los helados por su fácil contaminación.
  • No deben consumirse leche ni sus derivados sin higienizar.
  • Desechar los alimentos que contengan huevos crudos o poco cocinados.
  • Evitar los alimentos vendidos en puestos callejeros.

En resumen, todas estas medidas preventivas radican en una correcta higiene de la preparación y manipulación de los alimentos y bebidas. No obstante, puede encontrarse más información al respecto en los temas de seguridad alimentaria en la pagina Web de Madrid Salud

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