Diagnóstico
Su pequeño tamaño y discreción de movimientos conduce a que frecuentemente las infestaciones pasen desapercibidas hasta que han alcanzado un nivel cuyo control presenta ya dificultades.
Lo habitual es que el primer indicio sea la detección de los pequeños, pero característicos excrementos, que estos animales producen en notable cantidad. Sus costumbres nocturnas les ayudan a pasar desapercibidos.
Otros indicios son la presencia de roeduras (marcas de dientes y de daños en envases, embalajes, alimentos, mobiliario, textiles, etc.) o la evidencia de su avistamiento. Ciertas personas son capaces de detectarlos en base al olor especial que la presencia de ratones producen en locales altamente infestados.