Mujeres de la vida

En esta estampa, cuatro mujeres -tres prostitutas de diferentes edades junto a otra de mayor edad que es la celestina- esperan la llegada de los clientes desde la esquina de un callejón, tras el que se abre una plaza donde charla un grupo de hombres y mujeres.
Colocadas a modo de friso en el primer plano, son estáticas, sin que haya contacto alguno entre ellas; parecen aisladas y ensimismadas, unas con la mirada perdida y otras contraponiendo sus poses. Destaca la celestina por ser la más alta, mientras que la que figura en el lado derecho de la escena, tiene un desafiante aspecto varonil. Por la ropa liviana que llevan ellas y el resto de los personajes podría ambientarse en un mes de verano.
Toda la escena desarrolla parte del habitual repertorio iconográfico de Gutiérrez Solana que da testimonio de la vida en los suburbios de Madrid y la de los seres marginales que los habitaban.

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