Francisco Sobrino (1932-2014)
La obra que Francisco Sobrino donó al Museo de Arte Público, Estructura permutacional, pertenece a la serie del mismo nombre realizada en acero inoxidable. Está compuesta a base de placas cuadradas, de 50 cm de lado, que se ensamblan unas con otras en vertical y perpendicularmente, formando cubos cuyas caras no llegan a cerrarse del todo. Estos módulos, apoyados en los vértices, crean figuras romboidales y se combinan de manera ascendente en torno a un eje central, con un gran sentido de la simetría. Al mismo tiempo, la forma del pedestal contribuye a crear la sensación de impulso hacia arriba que ya de por sí posee la escultura.
Los efectos vsuales están conseguidos en la obra a través de diversos procedimientos, como la repetición de los rombos, o el hecho de que un mismo lado pueda tomarse como base y también como pieza superior, produciendo un fenómeno que se conoce como "perspectiva reversible". Pero sin duda los resultados más espectaculares se logran a través de los reflejos del material, utilizado por Vasarely y la mayoría de los seguidores del arte óptico. Las placas de acero, a la manera de espejos, se reflejan entre sí y al mismo tiempo ofrecen imágenes del paisaje urbano donde está colocada la obra. Precisamente el nombre de la escultura hace referencia a esta cualidad de transformarse, según las horas del día y el punto de vista en que la contemple el espectador, que al girar en torno a ella percibe imágenes diferentes y una sensación muy clara de movimiento. Aunque el autor no pretendía hacer referencias subjetivas en su obra, su estructura geométrica recuerda a ciertos ejemplos que se encuentran en la Naturaleza, concretamente a las formas que adotan los minerales cuando están cristalizados.
La carrera artística de Francisco Sobrino se ha desarrollado en París, ciudad donde reside desde 1959. La prestigiosa galería parisina Denise René ha apoyado durante años su obra, de marcado carácter experimental, dentro de las tendencias del cinetismo y del arte óptico. El artista nació en Guadalajara en 1932. Sus años de formación transcurrieron primero en Madrid, donde estudió en la Escuela de Artes y Oficios, y a partir de 1949 en Argentina, en los cursos de la Escuela Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires. Allí conoció a Horacio García Rossi y a Julio Le Parc, con los que más tarde trabajaría en equipo. En 1956 Sobrino abandonó la figuración y empezó a pintar con formas abstractas de tipo geométrico. Pronto se interesó por los efectos ópticos que se pueden conseguir con estas composiciones, en especial a raíz de la exposición de Victor Vasarely, en 1958, en el Museo Nacional de Bellas Artes de la capital bonaerense. En esta época comenzó una serie de óleos y gouaches, en los que se producen ilusiones vibratorias, de profundidad y perspectiva, por medio de sencillos contrastes de color y de tamaño en las figuras geométricas que se repiten por toda la superficie del cuadro.
Cuando llegó a París, Sobrino se puso en contacto con otros artistas que tenían sus mismas inquietudes y en 1960 fundó, junto con García-Rossi, Le Parc, Morellet y Stein, el Groupe de Recherche d’Art Visuel, cuyos propósitos eran cambiar el concepto de obra de arte, desmitificarla y buscar un nuevo contacto con el público, por medio de experiencias óptico-cinéticas y lumínicas. Hasta 1968, fecha de la disolución del grupo, participaron juntos en las principales exposiciones y certámenes sobre este tipo de arte, como la "Documenta" de Kassel (1964) o "The Responsive Eye" en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (1965).
Francisco Sobrino se inició en la escultura utilizando materiales de tipo industrial -aluminio, vidrio, plástico y acero-. Sus primeras obras fueron Relieves, realizados a partir de degradaciones y superposiciones de placas de plexiglás de diferentes colores. Más tarde, en los Relieves-Transparencias utilizó por primera vez plástico translúcido y monocromo, uno de los principales recursos empleados en sus investigaciones.
El artista empezó las Estructuras permutacionales, sus obras más conocidas, en 1962. Son composiciones construidas a base de láminas, generalmente rectangulares, que se van combinando de forma geométrica. Esta combinación determina los efectos de forma, luz y movimiento, principales preocupaciones estéticas del autor. Según los materiales utilizados constituyen dos series diferentes: de plexiglás y de acero inoxidable. El primer caso son esculturas muy espectaculares y decorativas en las que continuaba con los planteamientos de las obras precedentes, basados en la transparencia del material. Las estructuras realizadas en metal sustituyen esta cualidad por la capacidad de reflexión del acero bruñido, que origina unos resultados muy distintos. A esta segunda serie pertenecía su primera escultura instalada al aire libre, en Sarcelles, cerca de París, en 1966.
Más tarde, Sobrino empezó a introducir en sus obras el movimiento real, la luz eléctrica y, como consecuencia de ambos, el factor tiempo. Son esculturas móviles, donde la participación activa o pasiva del espectador cobraba gran importancia. Este era el caso de las Pulsaciones, accionadas directamente por el público, las Transformaciones Lineales, con un mecanismo que se ponía en marcha de forma programada, o Libres en el viento, con esferas impulsadas por el aire. Sus investigaciones en este campo le han llevado a incorporar en sus obras la energía solar, realizando en 1981 una escultura autoenergética. En una línea menos lúdica y tecnicista se enmarcan otro tipo de trabajos del artista, en los que continúa exclusivamente con el estudio de sensaciones de cinetismo óptico, producidas por la progresión de líneas paralelas o de formas geométricas iguales, combinadas en blanco y negro que utiliza en obras escultóricas de tipo monumental y en diseño de ambientes.