La muestra 'Forma y Valor. Monedas africanas tradicionales' muestra la riqueza del trueque en las culturas de ese continente

África y sus monedas, en el Conde Duque

Nota de prensa 09/04/2008
  • Ágatas, caurís, cuentas de vidrio, lingotes, tejidos, armas, utensilios agrícolas e instrumentos musicales integran esta colección que se muestra por primera vez al público

Más de doscientas piezas de la colección de Alberto Jiménez-Arellano Alonso integran la exposición ‘Forma y Valor. Monedas africanas tradicionales’, que desde mañana jueves, día 10 de abril, puede verse en el Centro Conde Duque. La muestra, que permanecerá abierta al público hasta el 1 de junio, ha sido organizada por la Fundación Banco Santander en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid y presenta por primera vez al público esta excepcional colección de monedas tradicionales africanas.

Ágatas, caurís, cuentas de vidrio, lingotes, tejidos, armas, utensilios agrícolas e instrumentos musicales forman esta colección que muestra la riqueza artística del trueque en las culturas y economías africanas.

La exposición reivindica el lugar de las culturas africanas en la historia del dinero y de los sistemas monetarios.  Las monedas son un reflejo de la sociedad, las creencias, la cultura, la economía, e incluso del desarrollo tecnológico de estos pueblos. Las más de doscientas piezas expuestas son objetos que han funcionado con los mismos fines que una moneda en cualquier otra parte del mundo.

A lo largo de la historia hombres y mujeres han utilizado distintos utensilios para realizar pagos, intercambios, donativos u ofrendas. Estos objetos variaban en función de su propia tradición, pero tenían en común el hecho de que la comunidad que los empleaba les otorgaba un especial valor: económico, social o sagrado.

La moneda occidental se empezó a admitir para algunos pagos concretos en África a partir del siglo XVI, con la llegada de los comerciantes procedentes de Europa. Sin embargo las monedas tradicionales eran las únicas que se reconocían para el comercio habitual. De hecho, han estado en circulación hasta las primeras décadas del siglo XX, momento en el que fueron prohibidas por los colonizadores europeos. Tras la descolonización e independencia política, los países africanos acuñaron sus propias monedas y se adaptaron así al sistema monetario internacional.

La exposición del Centro Conde Duque se articula en grandes áreas que responden a la forma de cada moneda. Una forma que viene determinada por el objeto del que proceden: un arma, un apero de labranza, un instrumento musical o una joya.

Moneda-mercancía
La moneda mercancía o dinero no metálico tradicional de África no fue diferente del utilizado en otras partes del mundo: productos agrícolas (cacao, cereales, tabaco, nuez de cola, semillas), manufacturas (tejidos de algodón, seda o rafia), minerales (sal, ágatas, cuarzo y cuarcita), conchas (caurís y olivillas), ganado e incluso esclavos, fueron los principales elementos utilizados. El ganado servía para pagar impuestos, una esposa o una deuda de sangre. Remarcaba la riqueza del poseedor. Los minerales, como la sal, eran muy valorados. Doce bolsas de sal eran el precio de una mujer en algunas zonas. Las cuentas, de coral y sobre todo las de pasta de vidrio, fueron muy apreciadas como importante elemento de trueque. Los tejidos, singularmente los Kuba (República Democrática del Congo), eran destinados al pago de dotes y ofrendas. Las conchas de moluscos como la olivella o el caurí son las que más se utilizaron para efectuar pagos en África y  algunas llegaron a tener más valor que el oro. El oro en polvo, también fue usado como moneda hasta 1912.

Moneda de metal
La mayoría de las monedas de metal fueron armas, instrumentos musicales o joyas que perdieron su función utilitaria original para convertirse en un medio de pago, y en un símbolo. Su uso comercial los convirtió en moneda y sirvieron para la adquisición directa de bienes o servicios y  como medio de pago de deudas o tributos. En origen cada moneda tenía una utilidad concreta y su uso restringido a las clases dirigentes para ciertas ceremonias o rituales. A partir del siglo XVI, tras la llegada de los europeos, pasaron a tener un uso comercial.

Barras y lingotes
Las barras y lingotes se utilizaron durante siglos para efectuar pagos. Los más demandados fueron los fundidos en hierro, aunque también se uso el cobre y el bronce. Los herreros conservaron durante cientos de años  las formas y las técnicas locales, a las que más tarde se sumarán las influencias europeas.

Los lingotes podían ser sencillos o adoptar formas ricas y complejas imitando bellas formas naturales. Una de las más repetidas es la de serpiente, que representaba la inmortalidad y recuerda por su forma ondulada a los meandros del río, fuente de riqueza y alimento.

Utensilios agrícolas
La importancia de los utensilios de labranza para las sociedades agrícolas les confirió un carácter simbólico que los transformó en medio de pago. A partir de ese momento se fabricaron herramientas más pequeñas, con formas simplificadas, que se convirtieron en nuevos objetos.

Se destinaron fundamentalmente para pago de dotes y en algunos casos, como compensación a la familia de la novia por la pérdida de una hija. Si el matrimonio fracasaba se devolvería al esposo el pago que efectuó.

Armas
Las armas eran  símbolo de prestigio social y económico.  La riqueza decorativa de las piezas o su acumulación demostraban el nivel económico del poseedor. Las monedas-arma sirvieron sobre todo para hacer frente a pagos ceremoniales o para compraventa de bienes excepcionales. A partir del s XVII tras el desembarco de los europeos, se introducen en el continente las armas de fuego. Desde entonces las armas tradicionales pierden utilidad y pasan a ser más valoradas por su material y por su belleza. Así mismo, empezaron a importarse armas blancas desde Portugal, Inglaterra o España y los artesanos empezaron a imitar su decoración, creando nuevos modelos que fusionaban las dos tradiciones.

Instrumentos musicales
Los instrumentos musicales de metal también se utilizaron en África como moneda. Cada instrumento tenía un uso específico ritual, ceremonial o como medio de comunicación y era realizado exclusivamente por un músico que lo dotaba de simbología y poderes mágicos. Al estar fabricados en hierro (campanas y sonajas fundamentalmente), adquirían también el valor y el peso del material. /

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