Albéniz, leyendas y verdades
- Conde Duque alberga la muestra, que recorre la vida personal y profesional de Isaac Albéniz, hasta el próximo 31 de enero
- Su corta pero intensa vida -murió a los 49 años- estuvo marcada por un constante ir y venir entre numerosas ciudades, y por su carácter generoso, extrovertido y cosmopolita
- Sus obras pictóricas, musicales y la correspondencia tienen un denominador común: su interés, aun desde la distancia, por todo lo que ocurría en España
- El descubrimiento de una placa el próximo 18 de noviembre en la calle San Onofre, donde vivió Albéniz, pondrá el broche a las conmemoraciones del centenario de su muerte
- Su música, sus amigos, o sus contactos con las vanguardias culturales avalan esa naturaleza inquieta, que también se extiende a su vida más íntima
El alcalde de la Ciudad de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, durante la inauguración de la muestra de Albéniz en el Centro Conde Duque
Inmensa creatividad, precursor, genio universal, carácter generoso, extrovertido y cosmopolita, músico irrepetible... Son algunos de los calificativos que el alcalde de la Ciudad de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, ha dedicado hoy a Isaac Albéniz. En el año que marca el centenario de su muerte, el Centro Cultural Conde Duque alberga hasta el próximo 31 de enero la exposición Albéniz, leyendas y verdades, un recorrido por el itinerario vital y profesional de un genio.
Durante la inauguración de la muestra, Ruiz-Gallardón ha subrayado que Albéniz destacó entre sus contemporáneos por su inmensa creatividad, aunque en su momento "no se supo apreciar en toda su extensión todo lo de innovador que tenía su música, al igual que ciertos aspectos de su apasionante vida personal y profesional habitaron en la penumbra".
Albéniz, Leyendas y verdades ofrece a los visitantes la posibilidad de penetrar en la personalidad y en la obra, de conocer parte del mundo de un "hombre universal" como lo demuestra su propio "itinerario vital", que incluye ciudades como Madrid, Barcelona, Londres, París, Bruselas, Leipzig o La Habana. También son un aval -añadió el alcalde- sus habilidades en muchos campos del conocimiento, su inagotable afán creativo, o la difusión de su obra musical.
"Desde su profundo amor a su Cataluña natal", aseguró, "abrió las fronteras de la música española y la elevó a la categoría de universal".
Personaje intenso y complejo
Albéniz murió a los 49 años, pero su vida fue intensa y estuvo marcada por un constante ir y venir entre numerosas ciudades, y por su carácter "generoso, extrovertido y cosmopolita". Esta forma de ser enriquece su figura, pero también ha planteado numerosas dificultades a estudiosos y biógrafos, enfrentados a un personaje complejo.
Ese carácter abierto, plural y diverso se refleja, en opinión de Ruiz-Gallardón, en sus amistades, entre las que se incluye las de músicos como Fernández Arbós, Granados o Dukas; la de pintores como Santiago Rusiñol y Ramón Casas, o de aristócratas como el Conde de Morphy o su protector Money Coutts.
Fruto de esa personalidad, en torno a Albéniz de configura un legado que incluye obras pictóricas, partituras, o numerosa correspondencia. "Todo ello presidido por un denominador común: su interés, aún desde la distancia, por todo lo que ocurría en España".
Vida pública
La vida pública de Albéniz, tomando como punto de partida su actuación al piano con cuatro años, en el teatro Romea de Barcelona, comenzó muy pronto. Una andadura que desde entonces le llevó a recorrer los más diversos caminos de la música, adentrándose en numerosos géneros, con total naturalidad.
"Virtuoso intérprete y genial e infatigable compositor", fundador de una corriente, luego seguida por otros músicos como Turina o Falla, que rescataría esencias populares para componer piezas que son una constante evocación de España y lo español. Además, su capacidad para crear música lírica quedó de manifiesto en obras como la zarzuela San Antonio de la Florida o la ópera Merlín.
Precursor
Todos estos aspectos que integran la vida de Albéniz están recogidos en la exposición que, al mismo tiempo, "quiere reivindicar a un español comprometido con sus raíces y tradiciones y, a la vez, un entusiasmado modernista. Porque, ante todo, Albéniz fue un precursor". Su música, sus amigos, o sus contactos con las vanguardias culturales avalan esa naturaleza inquieta, que también se extiende a su vida más íntima.
Un rasgo comprobable en las obras de arte, los retratos, las fotografías, los objetos personales o los escritos que integran esta muestra, "que devuelve la imagen real de un hombre y un músico irrepetible. Conocer a Albéniz nos ayudará a conocer y comprender su música. Porque su vida, al igual que su obra, son el resultado de ese espíritu inquieto que hizo de él, hace ya más de cien años, un ciudadano del mundo que siempre mantuvo una atenta mirada a España".
En la organización de Isaac Albéniz, leyendas y verdades han participado la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, adscrita al Ministerio de Cultura, así como la Biblioteca Nacional, que ha cedido 33 documentos.
Con esta recreación del universo de Albéniz, junto a la placa que el próximo 18 de noviembre se descubrirá en la calle San Onofre (en la que residió el compositor), el Ayuntamiento pone fin a las actividades con las que la metrópoli ha celebrado el centenario de su muerte. El propósito no ha sido otro que propiciar que todos los ciudadanos "se enriquezcan con la vida y la obra de un hombre capaz de despertar interés y admiración unánimes". Con esta efeméride la Ciudad no sólo ha valorado su extraordinaria herencia musical, también ha descubierto "el inmenso atractivo de quien, todavía hoy, nos sorprende por su asombrosa obra musical y vida personal".