Arte contra la violencia de género
- El artista David Trujillo reflexiona sobre el papel de los medios de comunicación ante la violencia de género
- Un circuito de televisión permite al espectador situarse como público voyeur de un crimen
- El autor critica la despersonalización de los problemas por el tratamiento que le otorgan los medios
En la foto 1, la responsable de la Dirección General de Igualdad de Oportunidades del Ayuntamiento de Madrid, Rocío de la Hoz, y el artista David Trujillo. En la 2 y en la 3, fotografías de las instalaciones del autor, dedicadas en esta edición a la reflexión sobre los malos tratos.
La Dirección General de Igualdad de Oportunidades del Ayuntamiento de Madrid participa en la XVI edición de la Feria Internacional de Arte Múltiple Contemporáneo (Estampa) con una instalación del artista David Trujillo en la que el autor reflexiona acerca de la violencia de género. Los responsables municipales pretenden que el stand municipal se convierta en un llamamiento ciudadano ante el problema. Rocío de la Hoz, responsable de esa Dirección, dependiente del Área de Familia y Servicios Sociales, ha visitado la instalación.
La pieza elegida es clave dentro de la línea de trabajo de este artista granadino, tanto por su énfasis en las estructuras y procesos comunicativos o cognitivos como por la importancia que concede a implicar al espectador en la formulación del acto creativo. Sin embargo, lejos de plantear una cuestión meramente semiótica o artística, Trujillo reflexiona explícitamente sobre los procesos de comunicación a gran escala, sobre el papel de los llamados mass-media en cuanto a la concreción de prejuicios en el inconsciente colectivo se refiere y sobre cómo la aparente cercanía de la violencia de género no basta para suscitar una interpretación crítica y objetiva de la misma.
La instalación presenta, en un primer nivel, una serie de objetos personalizados, uno por cada una de las mujeres asesinadas en España en lo que va de año, piezas que presentan un aspecto homogéneo y que hacen alusión a los múltiples clichés aplicados cotidianamente a la violencia de género.
En un segundo nivel, un circuito cerrado de televisión permite al espectador observarse a sí mismo, en su condición de público, voyeur de la muerte de una mujer, de la que le separa una puerta enrejada imposible de franquear. La violencia que provoca el choque entre lo percibido y lo conocido, unida a esa condición de partícipe pasivo, produce en el observador una profunda sensación de impotencia que le conduce irremediablemente a la reflexión.
El discurso digital de David Trujillo se rebela así contra esta lacra secular y con lo que él define como "la dictadura de la síntesis", esa forma despreocupada y banal con que tan a menudo los medios de comunicación abordan esta realidad que es necesario replantear para no caer en la despersonalización./