Así es Madrid... en el cine
- La exposición Así es Madrid... en el cine nos acerca a la imagen urbana de Madrid y a las distintas formas de mirar la ciudad que han generado los realizadores desde los comienzos del cine hasta nuestros días
- Se han reunido en esta muestra una selección de doscientas fotografías, diversos carteles y material documental, y tres proyecciones: la película Esencia de Verbena (1930) de Ernesto Jiménez Caballero, el documental Puerta del Sol (1968-2007) de Javier Aguirre y un montaje audiovisual con las secuencias de algunas de las películas que han marcado un hito en la historia del cine madrileño
Más de doscientas fotografías, una significativa colección de carteles, diverso material documental y tres proyecciones conforman la exposición Así es Madrid... en el cine. Una muestra que el Espacio II del Museo de Arte Contemporáneo acogerá hasta el próximo 11 de marzo y que analiza en profundidad la forma en que la ciudad de Madrid ha sido representada cinematográficamente a lo largo del siglo XX.
En la presentación han participado la directora General de Archivos, Museos y Bibliotecas, Belén Martínez Díaz, los realizadores Basilio Martín Patino, Carlos Saura y Javier Aguirre, la presidenta de la Academia de Las Artes y Las Ciencias Cinematográficas, Ángeles González Sinde, el productor Enrique Cerezo en representación de EGEDA (Asociación de Productores Españoles) y los comisarios de la exposición Antonio García Rayo, Javier Domingo y Eduardo Alaminos, director del Museo.
La exposición que presenta el Museo de Arte Contemporáneo Así es Madrid... en el cine analiza la imagen de la ciudad de Madrid, desde un punto de vista cinematográfico, a través de una amplia selección de las películas más significativas, y de la visualización de algunas secuencias procedentes de la productora de Enrique Cerezo, así como carteles y otros materiales documentales de la colección de Antonio García Rayo, que cronológicamente abarcan desde 1918 hasta hoy, y que permiten hablar de un Madrid cinematográfico de tanto interés como pueden tenerlo el Madrid pintado o el Madrid literario.
El conjunto de fotografías y documentos gráficos que integran esta exposición analiza la imagen urbana y de qué forma ha sido representada la Ciudad de Madrid a lo largo de la historia del cine, ofreciendo un recorrido por los distintos puntos de vista y miradas que algunos de los realizadores más importantes del cine español han construido con su cámara. Asimismo, esta exposición nos permite observar su evolución a lo largo del tiempo y percibir la eclosión de la vida urbana en el siglo XX y su aceleración e incremento en lo que llevamos del siglo XXI.
La muestra responde al interés que el Área de Las Artes del Ayuntamiento de Madrid ha manifestado sobre la creación artística cinematográfica y su relación con la ciudad, de ahí su apoyo reciente a la publicación de varios libros sobre Madrid y el Cine: De Madrid al Cine. Una pantalla capital (2003), un trabajo colectivo con importantes aportaciones sobre la historia del cine en nuestra ciudad o Madrid en el cine en la década de los cincuenta (2006) de Luis Deltell en el que se estudia de forma específica y novedosa el concepto de espacio urbano madrileño en la filmografía de los años 50 en distintos géneros cinematográficos.
Cronología de Madrid en el cine
Una de las primeras imágenes urbanas de Madrid en el cine fue la Salida de misa de las Calatravas, rodada en 1898. Hasta la aparición del sonoro, el Parque del Retiro o el Rastro serán dos de los espacios urbanos preferentes para el rodaje de películas en Madrid. De entre las películas de este periodo cabe destacar como paradigmáticas: Rosa de Madrid (1928), de Eusebio Fernández Ardavín o ¡Viva Madrid que es mi pueblo! (1929), de Fernando Delgado.
Durante los años de la segunda República (1931-1936) se fija, sin duda, uno de los tópicos urbanos más característicos de nuestra ciudad con el musical La verbena de la Paloma (Benito Perojo, 1935) y las comedias folclóricas. Un Madrid como quintaesencia de una cultura y una imagen nacional, resumen del país entero.
Durante la Guerra Civil (1936-1939), la imagen de Madrid en el cine fue prioritariamente testimonial, de carácter documental, vinculada con las motivaciones propias de la propaganda política llevada a cabo por los partidos y las asociaciones nacionales y extranjeras.
En la posguerra, son numerosos los autores que están de acuerdo en considerar a Edgar Neville como el realizador que mejor ha definido la esencia de nuestra ciudad. De entre todas sus películas que tienen a Madrid como espacio de su narración, El último caballo (1950) es sin duda la mejor.
Surcos (1951) de José Antonio Nieves Conde y Los golfos (1959) de Carlos Saura inauguran una nueva visión realista y crítica de la ciudad. Al mismo tiempo que se ruedan estas visiones críticas de la “anticiudad”, se rueda un Madrid en technicolor representado magníficamente por Las chicas de la Cruz Roja (1958) de Rafael J. Salvia o El día de los enamorados (1959) de Fernando Palacios, películas en las que se construye la imagen de un Madrid cosmopolita en paralelo con otras ciudades europeas o americanas tan vinculadas a los géneros de la comedia o el musical.
Junto a la imagen de un Madrid desarrollista, presente en la llamada “comedia a la española” de los años 60 y primera mitad de los 70 –La ciudad no es para mí (1965) de Pedro Lazaga- aparece un nuevo enfoque que plasma lo que se ha denominado una visión posmoderna de la ciudad y que representa Qué hace una chica como tú, en un sitio como este? (1978) de Fernando Colomo, antecedente de lo que luego más tarde representará la “comedia madrileña”.
También en este periodo es imprescindible citar una película y un documental singulares que reflexionan sobre la ciudad desde un perspectiva novedosa e inédita: Puerta del Sol (1968-2007) de Javier Aguirre y Madrid (1987) de Basilio Martín Patino, rodada por encargo del Ayuntamiento. Ambas películas son una reflexión sobre el tiempo, el tiempo presente y el tiempo histórico que, entrelazados, forman un retrato plural de la ciudad.
En la década de los ochenta, el cine proyecta la imagen de un Madrid híbrido, de escenarios cosmopolitas, de barrios de fisonomía tradicional (Lavapiés, La Latina, Plaza de Ópera, Barrio de los Jerónimos) o de espacios periféricos (Vallecas, Carabanchel, La Elipa). Un Madrid diurno o remarcadamente nocturno con lugares de referencia como la sala Rock Ola, el referente de la nueva comedia madrileña, que tuvo en Fernando Trueba su iniciador con Opera prima (1980). Un capítulo a parte, dentro de esta época, se merece el trabajo absolutamente peculiar de Pedro Almodóvar con su cine contextualizado en ese espacio lúdico y de libertad, fundamentalmente urbano, que fue la “movida madrileña” con películas como Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1979), Laberinto de pasiones (1982), Entre tinieblas (1983), ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (1984) y Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988).
Este corte representacional respecto de la ciudad se acentúa en directores que, alejados ya de la comedia y sin una adscripción clara a ningún género, realizan una serie de películas en las que la visión de Madrid entra en un nuevo registro. Fundamentalmente esta nueva visión la representan películas como Historias del Kronen (1995) de Montxo Armendáriz, El día de la bestia (1995) de Alex de la Iglesia o Tesis (1996) y Abre los ojos (1997) de Alejandro Amenábar. Con El día de la bestia Madrid “Ya no será -como señala Juan Manuel de Prada- más una ciudad pacíficamente castiza, ni tampoco esa ciudad higiénica y europea que pretendían algunos cineastas de guante blanco... un Madrid de fisonomía reconocible, pero transustanciado por la peculiar visión del director”.
Por último, la muestra realiza una breve referencia al Madrid “reconstruido” en gran cantidad de películas, estrechamente relacionadas con un Madrid “literario” evocado, en cintas como Tormento (Pedro Olea, 1974), Pim, pam, pum... ¡fuego! (Pedro Olea, 1975), La Colmena (Mario Camus, 1982) -donde se llega a sentir el frío atroz del Madrid de la larga posguerra-, Las bicicletas son para el verano (Jaime Chavarri, 1983), Tiempo de silencio (Vicente Aranda, 1986), Amantes (Vicente Aranda, 1990) o El amor perjudica seriamente la salud (Manuel Gómez Pereira, 1996.
Con motivo de la exposición se ha editado un catálogo que incluye los textos de los comisarios Eduardo Alaminos, Antonio García Rayo y Javier Domingo, junto a unas emotivas y sugerentes colaboraciones de los realizadores Basilio Martín Patino, Javier Aguirre y Carlos Saura, los actores José Luis López Vázquez, José Sacristán, Irene Gutiérrez Caba y Concha Velasco y el artista Eduardo Arroyo. Está previsto que a la inauguración de la exposición (jueves 31 de enero a las 19.30 horas) asistan todos ellos./