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Carlos IV, acompañado por su mujer la reina María Luisa, su valido Godoy y otros miembros de la corte, se ha apoderado esta tarde de la Ciudad de Madrid. El monarca ha vuelto dos siglos después, en un año en el que se conmemora el bicentenario de 1808, para recibir de manos del alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, las llaves de una ciudad, dispuesta a no quitarse durante unos días la máscara. Lo ha hecho esta tarde en la plaza de la Villa. Pero la alegría no le ha durado mucho. Poco después de concluir el discurso real, Don Carnal y su corte de bufones, saltimbamquis y tragafuegos, ha llegado a la plaza en un momento en el que cuatro matachines se las ingeniaban para llevarse las llaves ante la impertérrita presencia de la realeza. Tras el robo, Don Carnal ha declarado, aclamado por sus huestes, que él es el verdadero rey, al menos durante los próximos seis días plagados de actividades lúdicas.