El Comercial y Viena Capellanes, comercios centenarios de Madrid
- El objetivo del galardón consiste en mostrar el agradecimiento de la ciudad a los establecimientos centenarios que han servido de referente a la memoria colectiva local
- Son ya 28 los comercios que han recibido esta condecoración desde que se inició el programa en el año 2006
- El Café Comercial abrió en 1887 para una clientela de intelectuales, políticos, cómicos y funcionarios, que pasaban su tiempo entre el café, el licor y las tertulias tratando aspectos de la vida de Madrid· Viena Capellanes, fundada en 1873, es una de las tahonas más antiguas de Madrid
El Café Comercial y Viena Capellanes son ya comercios centenarios de la ciudad de Madrid. El Ayuntamiento, dentro del programa de reconocimiento a los comercios centenarios, los ha distinguido hoy con el diploma acreditativo y las placas diseñadas por Antonio Mingote. En el acto ha estado presente el delegado del Área de Economía y Empleo, Miguel Ángel Villanueva y la delegada del Área de Obras y Espacios Públicos, Paz González.
El objetivo del galardón consiste en mostrar el agradecimiento de la ciudad a los establecimientos centenarios cuya actividad económica y permanencia continuada a lo largo de los años han servido de referente a la memoria colectiva local. Son ya 28 los comercios que han recibido esta condecoración desde que se inició el programa en el año 2006.
Desde 1887
El Café Comercial funcionaba ya en 1887 para una clientela constituida por intelectuales, políticos, cómicos y funcionarios, que pasaban su tiempo entre el café, el licor y las tertulias, tratando aspectos de la vida de Madrid. También de la crisis que había provocado el desastre colonial y de las renovadas ilusiones que no llegó a traer el regeneracionismo.
Se convirtió de esta manera en uno de los máximos exponentes de lo que el académico Antonio Bonet Correa ha denominado la Edad de Oro de los cafés de Madrid, coincidiendo con el periodo histórico de la Restauración (1875-1923).
En 1909 fue adquirido por la familia Contreras y, siguiendo los dictados de las nuevas modas, introdujeron, junto a los servicios propios del café y la chocolatería, espectáculos y entretenimientos que amenizaban músicos y solistas. Como curiosidad, indicar que fue uno de los primeros cafés en emplear camareras.
En 1952 se realizó la única reforma importante del local, consistente en obras de saneamiento y en la sustitución de los antiguos divanes y espejos del techado por decoraciones de madera más actuales. También desaparecieron el estrado para la música y una vieja escalera de caracol.
Más de un siglo de la vida política, intelectual, artística y en general de las múltiples actividades de la capital, han contemplado sus espejos. Por sus tertulias han pasado escritores ilustres como los hermanos Machado, Jardiel Poncela, la saga de los Paso, el grupo de novelistas sociales como Rafael Sánchez Ferlosio e Ignacio Aldecoa; periodistas como Álvaro de la Iglesia, Cortes Cavanillas, Jaime Capmany, Antonio Mingote, Evaristo Acevedo, Rafael Azcona, Fragoso del Toro; directores de cine como Berlanga; artistas como Celia Gámez, Fernando Rey, Zori, Santos y Codeso, Antonio Casal, libretistas como Muñoz Román, músicos como Sorozábal ,Luna, Alonso, Bernaola ; toreros como Márquez, Mazantini; políticos ilustres, representantes del mundo universitario, y tantos profesionales que se han reunido a conversar en torno a sus mesas.
La tahona de Lacasa
Viena Capellanes, fundada en 1873, es una de las tahonas más antiguas de Madrid. Debe su nombre original tanto al pan de Viena -origen de la actual “pistola”, el primer producto que se fabricó-, como a su primera ubicación en la calle Capellanes -hoy Maestro Victoria-.
Se trata de una empresa familiar, primero propiedad del fundador de la tahona Matías Lacasa, tío-abuelo de los hermanos Baroja, Pío y Ricardo, y después de la familia Lence, donde se encuentra en tercera generación, desde su compra por Manuel Lence Fernández.
Su fundador patentó la formula del pan de Viena y se hizo con la exclusiva de su venta en Madrid durante diez años. A su fallecimiento, su viuda, Juana Nessi recurrió a sus sobrinos, los hermanos Baroja, que durante unos años, se hacen cargo del negocio sin mucho entusiasmo, más centrados en sus actividades creativas, hasta que venden la empresa a su empleado y encargado Manuel.
Manuel Lence fue trayendo a sus cuatro hermanos -Policarpo, Juan, Francisco y Antonio, este último abuelo de los actuales gerentes- que vinieron de Galicia a ayudar en el negocio que pronto cobra fama y es ampliado tanto en locales -llega a 16 en los años 30-, como en productos -pastelería, chocolate, fiambre-, llegando a obtener la distinción de “Proveedores de la Casa Real” con Alfonso XII. Esto les permite fabricar los chocolates “Reina Victoria” que a partir de 1931, con la 2ª República, son obligados a llamarse chocolates Victoria.
Han sido los primeros en poner en marcha ideas que hoy nos parecen “el colmo de la modernidad” y, en cambio, ya tienen solera: como la fórmula de cesión de nombre comercial y productos, prácticamente idéntica a las actuales franquicias. También han estado a la vanguardia con reposterías de calidad y similar decoración, y con el reparto motorizado con los “autogiros”. El regalo de una libreta de ahorros en la caja postal con un duro por cada 100 pesetas de compra que pusieron en marcha generó la apertura de más de 2.500 cartillas por las que a Viena Capellanes se le concedió la medalla de Plata de la Caja Postal.
La decoración clásica en madera de caoba, mármol, espejos y bronces es la que caracteriza todas las tiendas de Viena Capellanes en los primeros años del siglo XX, decoración que ha sido recuperada en las reformas realizadas en los últimos años.
En la actualidad, la empresa cuenta con diecinueve establecimientos, además de su restaurante, el Café Viena. En todos ellos la clientela puede disfrutar de los selectos productos artesanos de Viena Capellanes. Uno de los ejemplos es la “Tarta Sacher”, una de las especialidades de la casa, elaborada con bizcocho de chocolate, mermelada de albaricoque y una deliciosa capa de cobertura de chocolate negro./