El Conde Duque recrea el Madrid romántico del arquitecto Narciso Pascual y Colomer
- Narciso Pascual y Colomer fue autor de dos edificios esenciales para comprender el panorama arquitectónico y cultural del segundo tercio del XIX, como son el Congreso de los Diputados y el Palacio del Marqués de Salamanca
- La muestra está compuesta esencialmente por dibujos originales de Pascual y Colomer, de otros autores, óleos, dos bustos y dos maquetas del Congreso de los Diputados tal y como eran en su origen
En las imágenes, algunas de las obras que componen la muestra.
Esta mañana, el director general de Patrimonio Cultural, Juan José Echeverría, junto al comisario de la muestra Javier Mosteiro, ha presentado, en la Sala de Bóvedas del Centro Conde Duque, la exposición Pascual y Colomer (1808-1870). Arquitecto del Madrid isabelino.
La exposición Pascual y Colomer, que permanecerá en la Sala de Bóvedas hasta el próximo 3 de junio, está constituida esencialmente por dibujos originales de Colomer; se trata de hermosísimos dibujos, por lo general acuarelados, fieles reflejos de la delicada y siempre cuidada obra de este arquitecto romántico. Se añaden, además, algunos dibujos de otros autores, relacionados con el quehacer de Pascual y Colomer; y algún óleo como el de Eugenio Lucas en el que se representa el Hemiciclo del Congreso muy poco después de ser construido.
Esta muestra se ha estructurado en siete áreas o secciones temáticas:
· El personaje
· Formación y Academia
· El Congreso de los Diputados
· Colomer y el marqués de Salamanca
· Arquitectura residencial y plaza de Oriente
· Diseño de jardines
· Intervención en el patrimonio
Se trata en total de 67 dibujos originales, procedentes de distintas instituciones (fundamentalmente: Archivo General de Palacio, Archivo de Villa, Reales Academias de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y de San Carlos en Valencia, Congreso de los Diputados) y colecciones privadas; dibujos que se reúnen por primera vez y que constituyen una completa visión de Pascual y Colomer.
Se muestran también dos bustos del arquitecto, uno de ellos obra de Francisco Moratilla, que se encuentran en el Museo de la Real Academia de Bellas Artes; así como algunos documentos originales del arquitecto.
En la exposición se incluyen dos maquetas del Congreso de los Diputados, encargadas con este fin al taller de Juan de Dios Hernández y Jesús Rey. En una de ellas se representa el volumen exterior del Congreso en el tejido urbano en que surgió (y que transformó); en la segunda, se descubre -mediante un ingenioso sistema de ventanillas- el estado original del Hemiciclo del Congreso, hoy muy transformado. Del Congreso de Diputados se muestra también el cofre de la primera piedra de su construcción, con los elementos originales que en él se dispusieron.
Las breves explicaciones que encabezan cada una de las secciones de la exposición se acompañan de planos y fotografías de época, que reflejan el papel que la arquitectura de Pascual y Colomer desempeñó en la transformación del Madrid del momento. Por otro lado, una selección de grandes fotografías de José Latova, encargadas expresamente para esta exposición, ambientan el espacio expositivo y dan cuenta del estado actual de la obra de Colomer.
Un vídeo introductorio explica el valor de la arquitectura de Pascual y Colomer en la configuración urbana del Madrid isabelino.
Arquitecto del Madrid romántico
Narciso Pascual y Colomer (Madrid, 1808 – Lisboa, 1870) fue el arquitecto más destacado del Madrid romántico. Titulado en 1833, su ejercicio profesional coincidió plenamente con el periodo isabelino, al que caracterizó -en paralelo a la constitución de la nueva ciudad de la burguesía- con su refinada arquitectura y sus planteamientos urbanos.
Autor de dos edificios esenciales para comprender el panorama arquitectónico y cultural del segundo tercio del XIX, como son el Congreso de los Diputados y el palacio del marqués de Salamanca, su obra abrazó muy distintos campos del proyecto de arquitectura.
Construyó buen número de edificios residenciales, de muy varias tipologías; realizó proyectos urbanos de gran importancia (entre los que destaca la ordenación de la plaza de Oriente); se interesó particularmente por el diseño de jardines y aun por su enseñanza, fundando la Escuela Normal de Jardineros Horticultores; y tuvo ocasión, en fin, de intervenir en relevantes monumentos de nuestro patrimonio (entre ellos: la iglesia de los Jerónimos, el Museo del Prado y la transformación del Noviciado de Jesuitas en sede de la Universidad Complutense).
El profundo cambio en la organización social, económica y política del periodo isabelino conllevaba naturalmente una nueva idea urbana. La flamante burguesía propuso –y, en buena parte, construyó- su idea de ciudad desde unos principios muy alejados de los que habían regido hasta entonces. En este marco, Pascual y Colomer, ligado a la Corona y a la nueva aristocracia del dinero -representada por la sobresaliente figura del marqués de Salamanca-, definió algunos de los edificios y ámbitos urbanos más representativos de las transformaciones que la ciudad experimentara en ese segundo tercio del siglo XIX.
Su obra participó, en no pequeña medida, en la configuración de los dos ejes extremos del Madrid del momento: el de Palacio (con la definición de la nueva calle de Bailén y la ordenación de la plaza de Oriente y de la Armería) y el de Prado-Recoletos, que a partir de entonces apuntaría como el futuro gran eje del Madrid contemporáneo.
Junto a sus muchos títulos, destacan los de Arquitecto Mayor de Palacio (1844), Académico y Director de la Real de Bellas Artes de San Fernando, y Director de la Escuela de Arquitectura (1852-54 y 1864-68); constituye el más representativo eslabón entre la antigua formación de arquitectos en el seno de la Academia y la nueva Escuela de Arquitectura.
No pocas de sus construcciones han desaparecido o han sido transformadas, y otros de sus proyectos nunca llegaron a existir; pero sus edificios conservados nos dan expresa noticia de qué fue –y aun qué pudo ser y nunca fue- la arquitectura y el Madrid del romanticismo. Su nombre, con la perspectiva de los doscientos años de su nacimiento, gana peso y significación, cuadrándole con toda precisión el antonomástico título de Arquitecto del Madrid isabelino.
La exposición, finalmente, queda registrada en un libro-catálogo dirigido por el Comisario, Javier Mosteiro, y por Pedro Navascués. Siguiendo las mismas secciones en que se ha estructurado la exposición, en él se incluyen artículos de estos dos profesores, así como de Pilar Rivas (documentalista de la exposición) y Carmen Ariza. El catálogo propiamente dicho no sólo registra todos los originales expuestos sino que recoge también aquellos que, por distintas causas, no se han llegado a exhibir, y que se incluyen reproducidos fotográficamente (sumando un total de 138 originales). Constituye esta publicación una primera sistematización de la obra de este fundamental arquitecto del periodo isabelino, de cuyo nacimiento se van a cumplir ahora los doscientos años./