La Gran Vía, símbolo de la ciudad
- Comienzan los actos para celebrar el centenario de la mayor operación urbanística acometida en Madrid hasta mediados de este decenio
- La construcción de la Gran Vía abre el centro a todo Madrid
- La construcción de esta emblemática arteria permitió la llegada de los rascacielos, la nueva economía de servicios y los espacios para el espectáculo, el consumo y el ocio, con el séptimo arte como gran protagonista
El alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, durante la presentación del libro "Madrid Cosmopolita. La Gran Vía 1910-1936", del hispanista estadounidense Edward Baker.
"Una ciudad que no se reforma declina y el acierto de los promotores de la Gran Vía fue estar a la altura del reto que supone gobernar Madrid, que no es otro que adecuar medios y espacios a la capacidad de la sociedad que le da vida", ha declarado el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, durante la presentación del libro "Madrid Cosmopolita. La Gran Vía 1910-1936" del hispanista estadounidense Edward Baker.
Para Gallardón "la idea era adaptar una configuración urbana surgida al compás de la capitalidad, en el siglo XVI y siguientes, a las necesidades de movilidad del conjunto de la ciudad". El alcalde recordó que centro era un lugar impenetrable y "la Gran Vía lo saja y airea, abriéndolo a todo Madrid".
El Ayuntamiento ha organizado una serie de actos para celebrar el centenario de la Gran Vía que culminará en torno a la fecha exacta del comienzo de las obras, el próximo 4 de abril.
En la edición de "Madrid Cosmopolita. La Gran Vía 1910-1936" ha participado el Gobierno de la ciudad. La obra es un estudio que contextualiza "la época y realiza la crónica minuciosa del origen de aquella aventura urbanística; los objetivos que animaron su puesta en marcha; los edificios, empresas e instituciones que se instalaron en ella y marcaron su carácter, las gentes que la habitaron, etcétera".
Dividida en cuatro capítulos, el primero de ellos, Madrid, entre el casticismo y la vida cosmopolita, aborda el territorio, adentrándose en la génesis del proyecto y su desarrollo, hasta su finalización en 1930. El segundo capítulo, Gente de la Gran Vía, se centra en los habitantes y "caminantes" que poblaban la calle de la época, indagando en los aspectos sociológicos, y realizando una exhaustiva comparación con el entorno y la población que existía antes de la ejecución del proyecto.
Los dos últimos epígrafes ahondan en los aspectos que relacionan la Gran Vía con el ocio. La ceremonia del consumo recoge los cambios en los hábitos de vida, ligados a la aparición de una nueva clase social, como los bares "estilo americano" que empezaron a poblar la Gran Vía. Entre ellos, sin duda, destaca el negocio de uno de los más ilustres habitantes de la nueva calle, Pedro Chicote, a quien se dedica un buen número de páginas del volumen. El cuarto y último, Cinelandia, evoca la relación esta arteria con el cine, uno de los aspectos que mejor la definen y que ha sido fundamental a la hora de "dibujar" la personalidad de la avenida. En esta sección, se analiza su condición de "Broadway madrileño" y se detalla ampliamente su relación con el mundo de la cultura. Cierra el libro el epílogo Los límites de la Gran Vía.
Ha sido editada por Marcial Pons Ediciones de Historia -que acaba de ser galardonada con el Premio Nacional 2009 a la Mejor Labor Editorial, que concede el Ministerio de Cultura- y Villaverde Editores. Ambas firmas cuentan con una larga experiencia en la publicación de libros de historia, que tratan de romper con el academicismo, para llegar a un público más generalizado.
"La estimulante prosa de Baker -subrayó el alcalde- se enriquece con una cuidada selección de imágenes, algunas de ellas inéditas, como la que ilustra la cubierta del libro, tomada desde el edificio en que hoy nos encontramos. Son instantáneas procedentes de varias instituciones, entre ellas el Museo de Historia de Madrid, y que nos devuelven un Madrid que, aunque en blanco y negro, es ya una ciudad que supera su condición de villa para comenzar a transformarse en gran capital".
Ayer y hoy
La construcción de esta emblemática arteria permitió la llegada de los rascacielos, la nueva economía de servicios y los espacios para el espectáculo, el consumo y el ocio, con el séptimo arte como gran protagonista. "En la Gran Vía se alternan las luces de neón de los estrenos con las nuevas técnicas publicitarias. Surge un comercio de lujo, abren los concesionarios de las primeras marcas de coches, grandes perfumerías encuentran su sitio, se consolida el cine, llegan las cafeterías americanas, Pedro Chicote introduce el cocktail, entre otras novedades. En definitiva, una Gran Vía que nace para resolver un problema de tránsito y circulación, con el tiempo se convierte en todo un símbolo de la ciudad y en un instrumento para comunicar a Madrid con el mundo"
Gallardón conectó con la época actual y afirmó que "aún hoy seguimos inmersos en esa tarea de articular ejes que conecten distintas zonas, si bien ahora lo hacemos mediante grandes continuidades peatonales".
El alcalde, leyendo este libro, llegó a la conclusión de que ya entonces "el Ayuntamiento hubo de afrontar su deber histórico en una situación financiera cuya responsabilidad última era del Gobierno, dada la insuficiencia del sistema. Si bien hay que decir que, en aquella ocasión, el Gobierno estuvo a la altura y escuchó la petición de Madrid de revisar la financiación de las Haciendas Locales"./