El alcalde presenta un libro sobre San Antonio de la Florida, que recoge en profundidad la historia y vicisitudes del pequeño templo

Los secretos de la Ermita

Nota de prensa 10/11/2008
  • Desde 1987  el Ayuntamiento de Madrid se encarga de su gestión y uso cultural
  • En abril de 2005 culminó el largo proceso de restauración de las pinturas con que Goya la decoró en 1798, un proceso que se inició en 1989, se interrumpió en 1993 y se retomó en 2001
  • La publicación incluye un magnífico reportaje fotográfico de las pinturas restauradas y recopila, además, toda la documentación gráfica y textual - antigua y moderna- que se ha podido encontrar
  • Goya, el rey Alfonso XIII, Sorolla o Benlliure, entre los protectores del actual Museo

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Imágenes de la presentación del libro sobre los frescos de la Ermita de San Antonio, obra de Goya. El alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, ha subrayado la importancia de la publicación, que recoge un amplio reportaje fotográfico de las pinturas y toda la documentación gráfica y textual que se ha podido encontrar sobre la Ermita. El acto ha tenido lugar en San Antonio de la Florida.

La pequeña ermita de San Antonio de la Florida, situada en el paseo del mismo nombre, ha contado desde siempre con ilustres protectores que permitieron que el templo, hoy museo, llegara indemne a la actualidad. Goya, el rey Alfonso XIII, Sorolla o Benlliure figuran entre quienes hicieron posible que este tesoro artístico, un ejemplo del neoclásico que alberga los frescos del pintor aragonés, pueda ser contemplado en el futuro. El profesor Pita Andrade es el último eslabón en la lista de protectores, según destacó el alcalde en la presentación del libro "San Antonio de la Florida y Goya. La Restauración de los Frescos", coordinado por Andrade. Subrayó el alcalde la labor divulgativa de la Ermita como una garantía eficaz para asegurar su preservación.

"San Antonio de la Florida y Goya. La restauración de los Frescos" es una publicación de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, patrocinada por la Fundación Caja de Madrid con la participación de las otras instituciones que forman la Comisión de Seguimiento de Actuaciones en la Ermita de San Antonio de la Florida, el Ayuntamiento de Madrid, Patrimonio Nacional, y el Instituto del Patrimonio Histórico Español.

El libro es básicamente el estudio en profundidad de la ermita y las pinturas de Goya;  los trabajos de restauración realizados en los frescos y todos los estudios que se han hecho con este motivo; un reportaje de las pinturas restauradas; y la recopilación de toda la documentación gráfica y textual -antigua y moderna- que se ha podido encontrar. Supone una puesta al día del conocimiento que hay sobre la obra de Goya.

Recuperación de los frescos
Uno de los seis capítulos en los que está dividida la obra es una crónica de lo que ha sido la última etapa de la Ermita, desde 1987, año en que el Ayuntamiento de Madrid se encargó de su gestión y uso cultural. Una etapa en la que se abordó la recuperación del monumento que culminó en abril de 2005 tras un largo proceso de restauración, iniciado en 1989, interrumpido en 1993 y retomado en 2001.

Precisamente fue Severo Ochoa uno de los primeros en dar la alarma, en 1987, para que se recuperase el templo. Las obras comenzaron en 1989 con la rehabilitación total del edificio y continuaron en 1990 con la restauración de la obra mural propiamente dicha. En una primera fase se llevaron a cabo los trabajos en las bóvedas izquierda y derecha, en el arco del coro y en la tercera pechina.

La segunda fase comenzó en diciembre de 2001 y tuvo como objetivo la restauración de la cúpula, considerada la parte más importante de todo el conjunto. En esta ocasión se decidió instalar un moderno sistema de andamios que, a través de una plataforma elevadora, permitía trabajar a los restauradores al mismo tiempo que se mantenía la ermita abierta al público.

En septiembre de 2003 comenzó la tercera etapa que permitió recuperar las pinturas correspondientes al ábside, al arco del presbiterio y a la última de las pechinas, además de intervenir en el grupo escultórico que forma el remate del altar mayor. Todo el proceso se llevó a cabo bajo la dirección técnica del Instituto de Patrimonio Histórico Español.

En total el Ayuntamiento ha invertido 1.420.000 euros.

Gran desconocida
Además de la labor de conservación el alcalde destacó la "no menos difícil tarea de hacer accesible el museo al público, de acercar la Ermita a los madrileños, y también a los ciudadanos de cualquier parte del mundo que vienen a visitarla". "Porque, aunque pudiera parecer lo contrario, la Ermita de San Antonio de la Florida era una gran desconocida para el público en general, y uno de los principales esfuerzos realizados ha sido fomentar su difusión", añadió Ruiz-Gallardón.

Las pinturas al fresco con que Goya decoró la pequeña ermita neoclásica, proyectada por Felipe Fontana por orden de Carlos IV, es una de sus obras más geniales, completas e innovadoras, y está considerada hoy día, joya del patrimonio universal y uno de los más importantes legados pictóricos del pintor fuera de una pinacoteca.

El tema principal de las pinturas se sitúa en la cúpula, donde San Antonio resucita milagrosamente a un hombre asesinado para que testifique a favor de su propio padre, acusado del crimen. El suceso transcurre ante una multitud de madrileños y en un ambiente festivo, muy similar al que todavía hoy rodea a la ermita en su célebre romería del 13 de junio, cuando acuden las jóvenes solteras a pedir novio al santo. Este ambiente sensual y galante se refleja también en las bóvedas bajas, en el que un coro de bellísimas ángelas muestran el milagro al espectador descorriendo imaginarios cortinajes.

Azarosa historia
No ha sido fácil, sin embargo, preservar este excepcional conjunto a lo largo de su azarosa historia. Primero, fue declarada monumento nacional en 1905, y desde 1919 se convirtió en mausoleo del artista, cuando se enterraron sus restos a los pies del altar mayor. El grave daño que el humo de las velas, el incienso y la propia aglomeración de fieles estaban ocasionando a las pinturas, originó que en 1928 se construyera una nueva ermita idéntica, a pocos pasos de la antigua, para trasladar allí el culto y reservar la original como museo. En 1940 las pinturas, salvadas milagrosamente durante la Guerra Civil, tuvieron que ser restauradas y posteriormente se sometieron a pequeñas intervenciones en 1955 y 1977.

A lo largo del libro queda recogida la implicación del Ayuntamiento madrileño. "En el capítulo que trata la historia de la capilla se documentan, entre otros hechos, cómo el 19 de noviembre de 1919 uno de los asistentes al sepelio de Goya fue uno de mis antecesores, el entonces alcalde Garrido Juaristi. También se refiere que, en 1925, el Ayuntamiento formaba parte, junto con la Real Academia y la Diputación Provincial, de la Junta para la Conservación de los Frescos, creada por orden ministerial, y cómo para sacar adelante el proyecto de construir una ermita gemela el Ayuntamiento tuvo la importante contribución de ceder los terrenos de su propiedad, en enero de 1926. Era entonces alcalde el Conde de Vallellano, que formó parte del grupo de personas que en el libro se definen como protectores", relató el regidor.

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