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El Patio Central del Conde Duque acoge estos días uno de los últimos y mejor conservados teatros de autómatas que quedan en el mundo. Hasta hace poco este circo rodante recorría las carreteras europeas conservando todo el espíritu de feria ambulante del siglo XX. El conjunto ha sido legado al Ayuntamiento de Madrid por el recientemente fallecido Gonzalo Cañas, actor apasionado por el mundo del teatro de autómatas, que se hizo con este conjunto de la familia Simó en 1992. Comenzaron entonces casi dos décadas de una gran labor de conservación, reconstrucción y mantenimiento, y más de 6.000 horas de espectáculo en 143 ciudades diferentes del continente. Construido de forma artesanal por el feriante valenciano Antonio Plá en los años 40 y originalmente llamado Hollywood, alberga diez escenarios diferentes en los que 35 actores programados, tallados a navaja, son movidos por un único motor y un complejo mecanismo de poleas. Esta singular compañía interpreta escenas cómicas de los siglos XIX y XX. Por un lado se acerca a la comedia de costumbres y la sátira social con las escenas Sevilla y olé (crítica de los malos espectáculos folclóricos), Dulce hogar, La romántica, Peluquería moderna o La solterona (retratos de la mujer a mediados del siglo pasado) o Nuevos ricos (crítica a los indianos que volvían de las Américas).También se inspira en el mundo del circo, con escenas como Merlín el encantador y los espectáculos del antiguo Circo Price. Y, por último, sugiere mundos lejanos y exóticos como Kaly musical o El Molino rojo, uno de los escenarios más modernos introducidos en el teatro de autómatas con personajes como Marilyn Monroe, Jane Russell o Zsa Zsa Gabor. El teatro de autómatas estará en el Conde Duque hasta el 4 de enero, de 11.30 a 14.30 y de 17.00 a 20.00 horas. La entrada tiene un precio de 2 euros.