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El Museo de Arte Contemporáneo y el Departamento de Exposiciones presentan Inéditos. Últimas adquisiciones del Museo de Arte Contemporáneo. Comisariada por Óscar Manrique Ares, la muestra reúne un conjunto de obras incorporadas a la colección del museo en los dos últimos años.

En la era de la globalización, la geografía emerge como una herramienta analítica esencial, tal como lo subraya la artista y curadora Ursula Biemann. Será la disciplina que en un contexto posmoderno funcione como una forma alternativa de organizar el conocimiento sobre las interrelaciones entre lo natural, lo social y lo cultural.

Las colecciones permanentes de los museos no quedan fuera de este análisis, pues no solo son la seña de identidad de cada institución, sino que nos hablan de la esencia de los cambios y cicatrices que a lo largo de los años se han producido en la orografía de las ciudades a las que pertenecen.

La sociedad evoluciona y con ello el pensamiento adquisitivo del museo, pues la manera de percibir la cultura ha sufrido cambios bruscos en las últimas décadas y esto se nota tanto en la obra de los artistas como en el ojo con el que la institución integra sus nuevas piezas.

Entender la colección del Museo de Arte Contemporáneo en términos geográficos se vuelve fundamental si queremos comprender las fluctuaciones del pensamiento que guían a la institución con cada una de estas nuevas adquisiciones, dándonos la posibilidad de examinar los lugares definidos por su población y las conexiones que los atraviesan en diferentes escalas, desde lo más íntimo hasta lo público, político y económico.

Cada obra contenida en esta sala representa una nueva forma de percibir y producir el espacio, creando identidades y fronteras que codifican los estratos sociales y naturales. La colección, en constante crecimiento y evolución, tendrá la función de actuar como una especie de «agencia de investigación territorial», capaz de explorar las transformaciones morfológicas de la ciudad y analizar las alteraciones sociales y políticas tanto dentro como fuera de la institución museística.

Madrid es una ciudad impregnada de historia y vanguardia. Ha sido siempre un laboratorio para la experimentación cultural y, como capital europea, su espacio urbano se erige como un escenario privilegiado donde lo «microcultural» y lo «macrocultural» se entrelazan, encontrando áreas convergentes e independientes que abrazan tanto lo global, reflejando el entorno social, como lo molecular y subjetivo, explorando la ecología mental de las personas como individuos; pues ningún análisis de la sociedad puede prescindir de las experiencias y prácticas cotidianas que la conforman.

La colección del Museo de Arte Contemporáneo debe ser examinada desde un enfoque interdisciplinario que nos permita combinar análisis provenientes de diversas áreas, tales como la antropología, la sociología y la arquitectura, brindando una perspectiva panorámica de las problemáticas que surgen de las tensiones entre las historias que siempre han marcado las calles de nuestra ciudad. Estas tensiones se dan en el espacio contemporáneo, pues serán al mismo tiempo síntoma de una crisis y una herramienta que permite volver a enfocar la atención en la subjetividad de los artistas, generando multitud de nuevas formas de comprender la realidad.