Ventajas medioambientales del vehículo eléctrico

Reciclaje de las baterías

Los vehículos eléctricos (de batería y de hidrógeno) no producen directamente ningún tipo de gases de efecto invernadero. Los motores eléctricos son hasta un 70% más eficientes en cuanto a rendimiento energético comparados con los motores de combustión, que apenas tienen un 25%-30% de eficiencia, debido a las altas perdidas en forma de calor y rozamiento.

Sin embargo, también debe analizarse la otra cara de la moneda de los vehículos eléctricos. En su fabricación, así como en la generación de la energía eléctrica necesaria para su carga y en la fabricación de cargadores, se utilizan procesos y materiales que reducen la sostenibilidad global de la movilidad eléctrica.

Uno de los componentes que genera un impacto negativo mayor durante su fabricación son las baterías. Sin embargo, existen formas de reducir el impacto que tienen las baterías sobre el medio ambiente: realizar una conducción suave y limitar el número de cargas rápidas evita la degradación temprana de la batería y retrasa la necesidad de cambiar esta.

La vida útil de las baterías se determina según la degradación de la capacidad respecto a la capacidad total original bajo un número determinado de ciclos de carga y descarga. Se considera que una batería ha terminado su vida útil cuando su degradación ha sido del 20%, es decir, la capacidad máxima de energía que es capaz de almacenar es un 80% de la capacidad de la batería al comienzo de su uso. Esto significa que una batería, terminada su vida útil, se puede reutilizar aprovechándola para usos alternativos, como por ejemplo, soluciones de almacenamiento mediante acumulación de paquetes de baterías  y la utilización de las celdas de las baterías en vehículos de menor volumen como motocicletas eléctricas o patinetes.

Cuando finalmente las baterías ya no pueden ser utilizadas para otros usos, entra en juego el reciclaje. El objetivo del reciclaje es aprovechar al máximo los materiales que se habrán separado previamente para la elaboración de otros componentes, incluidas baterías.

Uno de los elementos que permiten que el ecosistema de movilidad eléctrica sea altamente sostenible es el generar la electricidad que alimenta las baterías de los vehículos eléctricos mediante fuentes renovables. No solo tiene un impacto sobre la sostenibilidad, si no también lo tiene sobre el coste de producción.

En estaciones de recarga en gasolineras la generación solar puede jugar un papel importante en reducir los picos de potencia en la red. Por otro lado, en carga en hogar, la recarga se realiza típicamente por la noche. Esto supone la necesidad de instalación de baterías de almacenaje. Esta circunstancia es también una oportunidad: el almacenaje puede llevarse a cabo mediante la utilización de baterías de segunda vida de vehículos eléctricos, contribuyendo así a la economía circular.

 

 

 

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