Más de mil cajas nido en los parques de Madrid

Caja nido instalada en un pino

Para favorecer la nidificación y mejorar la biodiversidad de la ciudad. Proporcionarán espacios seguros para la cría de herrerillos, carboneros comunes, gorriones molineros, garrapinos y murciélagos.

Durante el mes de febrero el Ayuntamiento de Madrid está instalando 645 cajas nido en diferentes parques de la capital. El objetivo es que esta primavera 2020 las aves dispongan de lugares seguros para la nidificación. Junto a las 450 que ya se colocaron en años anteriores, en total habrá más de mil unidades.

La mayor parte albergarán aves insectívoras como herrerillos, carboneros comunes, gorriones molineros y garrapinos, aunque también se instalarán cajas específicas para murciélagos. 

Con esta medida, se incrementan las posibilidades de nidificación en las ciudades, cada vez más escasas por la falta de oquedades en árboles o edificios. Una actuación para mejorar la biodiversidad, puesto que algunas aves como los carboneros actúan contra las larvas mientras que los murciélagos se alimentan de la procesionaria en su fase adulta de polilla.

Se trata de una de las acciones contempladas en el Plan de Infraestructura Verde y Biodiversidad (PIVB) aprobado por el Ayuntamiento para gestionar y reequilibrar la infraestructura verde y el ecosistema urbano de Madrid

Distribuidas por toda la ciudad

Un total de 235 cajas nido se colocarán en los parques Arroyo de Rejas (San Blas-Canillejas), Fluvial de Sanchinarro (Hortaleza), Arriaga (Ciudad Lineal) y la zona del aparcamiento del Capricho (Barajas). Otras 200 irán a Latina, 160 para los parques de Las Cruces y Aluche y 40 cajas para el Pinar de San José.

Otras zonas que ya disponen de estas casas para aves incrementarán su número, como Madrid Río o Casa de Campo que, junto con el parque Forestal de Tres Cantos, sumarán un total de 210 nuevas cajas.

El Ayuntamiento también cuenta con cajas nido en otras zonas de Madrid como el paseo de la Castellana, parque del Oeste, la colonia del Manzanares o el parque Emperatriz María de Austria. En este último se han realizado diversas intervenciones para mejorar la biodiversidad como la creación de una microreserva en la zona del lago.

Cajas para aves insectívoras

La colocación de las cajas nido para aves se realiza a una altura de entre tres y cinco metros, dependiendo del espacio urbano. Únicamente personal cualificado y certificado por la Comunidad de Madrid puede realizar la instalación, unos trabajos que se realizan entre julio y febrero, con una antelación suficiente a la llegada de la primavera, la época de cría.

Antes de su instalación se buscan las ubicaciones y orientaciones más adecuadas para obtener las mejores condiciones para la nidificación. Las aves preparan el nido y lo transforman con el sustrato de nidificación en el lugar idóneo donde se encuentra el alimento y el cobijo.

Biólogo instalando una caja nido de murciélago

Además de la instalación de las cajas nido, también se realiza el seguimiento de esta fauna silvestre. Para ello, se lleva a cabo el anillamiento tanto de las aves como de los polluelos, lo que permite estudiar sus procesos ecológicos como ocupación, productividad y número de puestas. Como mínimo, se hacen diez seguimientos al año por caja para valorar resultados y ver el estado del nido.

Construidas con madera de pino maciza y protegidas con aceite de linaza, las cajas pesan cerca de un kilo en el momento de su instalación, un peso que llega a duplicarse tras la anidación. Durante un mes, el nido tendrá su máxima actividad. Cada día ponen un huevo y, una vez reunidos todos, los incuban a la vez durante 13 o 14 días. A partir de este momento, se alimentarán en el nido otros 14 días, periodo en el que se estima que comen de 200 a 300 insectos por día en nido (una media de seis polluelos).

Si la conservación es adecuada, las cajas nido pueden servir de espacios de nidificación durante diez años, siempre que se realicen las tareas de mantenimiento. Todos los años se efectúa una limpieza durante los meses de enero y febrero para dejar los nidos preparados para la siguiente puesta. 

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